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La fórmula de Jesús para vencer la ofensa
Pastor Francisco Barrios
Domingo 29-08-2021
Juan 17: 1-5: “Dijo Jesús a sus discípulos: Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquel por quien vienen! Mejor le fuera que se le atase al cuello una piedra de molino y se le arrojase al mar, que hacer tropezar a uno de estos pequeñitos. Mirad por vosotros mismos. Si tu hermano pecare contra ti, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. Y si siete veces al día pecare contra ti, y siete veces al día volviere a ti, diciendo: Me arrepiento; perdónale. Dijeron los apóstoles al Señor: Auméntanos la fe”.
Estamos viviendo una temporada de crítica y de persecución, pero la Palabra de Dios nos muestra la solución que Jesús da para sobre llevar el ataque. Cristo fue claro con sus discípulos, les dijo que iban a sufrir la ofensa, pero la manera en que reaccionaran a ella, determinaría su exito, por eso los discípulos pidieron fe para poder perdonar, porque la fe y el perdón tienen una relación muy poderosa.
Se necesita fe para creer lo que Dios a dicho de nosotros, y no los comentarios de ataque hacia nuestras vidas, así como para confiar que de Dios es la venganza, y soltar esa pesada carga en sus manos. Necesitamos fe para creer que Dios nos protege, nos defiende y resguarda. La fe es el camino para superar el deseo de venganza y odio.
Juan 17:6: “Entonces el Señor dijo: Si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y plántate en el mar; y os obedecería”.
El sicómoro es un árbol muy grande, y sus fuerzas provienen de las profundas raíces que posee. La ofensa causa grandes raíces de dolor y odio, sin embargo, Jesús dice que con un poquito de fe, Él puede sacarnos la raíz del dolor y hacernos dejar atrás toda tristeza.
Romanos 12:18-19: “Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor”.
No podemos preocuparnos o distraernos con cada ofensa, debemos ocuparnos haciendo la voluntad de Dios y seguir adelante. La carga de la venganza es muy pesada y peligrosa, por eso Dios se atribuye ese peso, declarando que suya es la venganza. El ruido del odio en el corazón hace estorbo a las oraciones y a los milagros, por eso Dios intenta aliviarnos ese dolor para que podamos comunicarnos con Él y recibir lo que ha dispuesto para nosotros.
Somos personas hechas a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), y desde la creación del primer hombre se nos fueron otorgados sentimientos y emociones, sin embargo, Adán no estaba bajo el dominio de ellas porque vivía en relación con Dios, esto lo hacía estar en una influencia espiritual. Cuando Adán peca, se cambia la influencia del mundo espiritual por la de los sentidos, por eso se da cuenta que estaba desnudo, y desde ese momento las emociones ejercen mayor poder sobre el accionar humano.
Estos sentimientos que fueron dados por Dios, con el propósito de ser bendición a nuestra vida, para que cuidemos y seamos movidos a misericordia, ahora pueden llegar a ser usados por satanás para herirnos, ofendernos, decepcionarnos; para hacernos sentir abusados o poco valorados. Si no manejamos nuestros sentimientos podremos ser destruidos por ellos. La fórmula de Jesús para vencer la ofensa, es conversar con humildad con nuestros hermanos y dejar pasar; de esta forma, cuidamos nuestro corazón, y dejamos toda injusticia en las manos de Dios.