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La justicia de Dios te libera de la condenación, y te guía a la sanidad divina
Pastor Francisco Barrios
Domingo 01-05-2022
El diablo intentará condenarnos por todo lo que hagamos y dejemos de hacer, llenará nuestra cabeza de culpa para hacernos sentir excluidos de la salvación y de la presencia de Dios. Los seres humanos tenemos la reacción de alejarnos cuando nos enfrentamos a la condenación, lo vemos cuando Adán prefirió esconderse porque su auto-condenación no le permitió correr a los pies de Dios (Génesis 3:8); de la misma forma, Pedro sintió una gran culpa al negar a Jesús, por lo que volvió a la vida que antes tenía (Juan 21:3).
Romanos 8:35,38-39: “¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”
Nada en el mundo tiene el poder de alejarnos de Dios, solo nosotros mismos podemos separarnos de Su amor. Por eso, el enemigo busca poner condenación en nosotros, para que nos alejemos de ese amor y no lleguemos a entender que, nada de lo que hagamos podrá cambiar la manera en cómo Dios nos ve, que es como sus hijos amados.
Pensamos que Dios nos exige actitudes que son correspondientes a quienes creen en Cristo, y efectivamente debemos dar frutos, pero nunca lo haremos si no tenemos una relación con Jesús. Las actitudes son el resultado de una intimidad, pero no podemos dejarnos condenar si aún no tenemos ciertos frutos, porque esto solo significa que debemos crecer en intimidad.
Juan 8:10-11: “Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”
Mateo 11:28 “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.”
En la historia de la mujer adúltera vemos que Jesús deja en claro que Él nunca nos va a condenar. Jesús siempre será una fuente de perdón para todos los que deseen llegar a Él, porque cuando somos libres de condenación, somos libres para salir del pecado. Para Dios las personas siempre serán primero que las leyes, por eso Él nunca actuará de forma condenatoria con ninguno de sus hijos; no seamos nosotros herramientas de condenación, porque ese es un espíritu contrario a Dios.
Romanos 5:20-21: “Pero la ley se introdujo para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia. Para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.”
La Biblia establece que no hay ningún pecado que la gracia no pueda cubrir, la gracia siempre será superior. No dejemos que esos pensamientos de condenación nos alejen del verdadero amor de Dios, amor que es capaz de buscarnos para hacernos entender que Él nunca cambiara. El pecado no puede enseñorearse sobre nosotros, porque la gracia siempre será mayor. Ninguna condenación hay para quienes viven de la gracia, porque el sacrificio de Cristo nos hizo justos ante el Padre.