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La ley de la progresión

(Domingo 05-07-2020)
Pastor Javier Bertucci

Dios no auspicia el fracaso; los fracasos son fracasos de oración, de interpretación, de miedo, de temor y circunstanciales, pero no son auspiciados por el Dios de la victoria y que nos ha dicho que en Él somos más que vencedores (Romanos 8:37). Dios es un Dios de victoria, pero también es un Dios de batalla, nadie puede obtener una victoria sin antes haber librado una batalla, sería totalmente irracional pensar que vamos a obtener una gran victoria con una pequeña batalla, las grandes victorias son el resultado de batallas en las que se arriesga todo por esa victoria.

El peligro del fracaso no es el fracaso en sí mismo, sino la actitud frente a él, es como asume el creyente el fracaso en una batalla, porque todos vamos a enfrentarlos. Si nos enfocamos más en el fracaso, no visualizaremos las victorias, según nuestra Biblia “no somos de los que retrocedemos para perdición, sino de los que tienen fe para preservación del alma” (Hebreos 10:39), esto habla de una actitud militante en nuestra fe en Jesús. No podemos prepararnos para un fracaso, quien lo hace, ya ha fracasado. Todos cuando comenzamos una carrera nos preparamos para la victoria, y eso es lo que hace cualquier atleta.

La ley de progresión diseñada por Dios para sus hijos funciona como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto (Proverbios 4:18). Dios es un Dios que siempre piensa en un futuro que sale del corazón de un Padre que nos ama profundamente, y que dio a su único hijo por nosotros (Juan 3:16), jamás entonces podemos llegar a pensar que Dios nos ha preparado para una derrota.

El Dios que leemos en la Biblia hace que las cosas malas se conviertan en buenas, dice “a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, esto es los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8:28).

Job 8:7: “Y aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrer estado será muy grande.”

La situación que relata la Biblia que atravesó Job, es similar a la que hoy atraviesa la Iglesia, pero, si Dios dijo que haría algo grande, Él lo hará. Job era un hombre rico, que tenía una gran dignidad, y Dios le dice en el verso leído que la condición que tenía antes era pequeña, aunque para el ojo humano haya sido grande, pero que eso no se compararía a lo que Él deseaba darle en el futuro. Hoy debemos sacudirnos el polvo del fatalismo y creer que vienen días de gloria para nuestras vidas y país, y que lo que hemos logrado en el pasado no se compara con lo que Dios quiere darnos en el futuro. Tendremos un gran futuro, aunque hoy todo se vea mal, mañana obtendremos una gran victoria, porque Dios siempre cumple con sus manos lo que promete con su boca, Él siempre quiere que salgamos adelante.

Quien vino a matar, hurtar y destruir no fue Jesús, fue Satanás, pero Dios vino para para que tengamos vida en abundancia (Juan 10:10). Toda buena dádiva y todo don perfecto descienden de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación (Santiago 1:17), es decir, Dios es estable en el asunto de bendecir a sus hijos. Él está interesado en bendecirnos, y el diablo en arruinarnos, eso debemos de tenerlo claro. Aunque nuestra condición primaria haya sido buena en alguna manera, Dios promete que nuestra condición final será muy grande, así que Dios está interesado en que nosotros progresemos en todas las áreas de nuestra vida.

Se llama frustración el hecho de tener una derrota en una batalla, pero eso no significa tener la derrota en la guerra. El asunto de avanzar tiene que ver con resistir los ataques, las críticas, el sistema de este mundo, y combatir. Estamos viviendo en un sistema diseñado por Satanás que intenta ahogar a la Iglesia, y nosotros estamos calladamente bajando la cabeza, y esa no debe ser la actitud de la Iglesia, pero Dios siempre va a tener voces y corazones aguerridos que estén dispuestos a cumplir su voluntad. Una Iglesia que no es influencia, será influenciada, y de esta manera no funciona para nada.

La ley de la progresión funciona, es por ello que Dios siempre está dispuesto a bendecir a aquellos que están dispuestos a accionar, pero Dios no puede bendecir la obra de unas manos que están estáticas, Él no puede hacer nada con alguien que solo está hablando de otros y teniendo miedo. El diablo se siente feliz al tener una Iglesia asustada como ratones, pero Dios es un Dios de acción.

Dios no está interesado en tener agentes secretos en la Tierra, no tiene un gobierno que quiere espiar a otros, Él es soberano, gobierna el universo, así que no sigamos creyendo en las mentiras manipuladas por la religión, vamos a orar, ayunar, pero también vamos a tener una acción en medio de esta situación y vamos a leudar la tierra, porque la intención de Dios es que seamos influencia y no influenciados.

Lo que fuimos ayer no se compara a lo que Dios quiere hacer con nosotros mañana, y cuando arranquemos en nuestra fe a una nueva etapa, no menospreciemos cualquier avance de Dios en nuestra vida; hay que gente que ve tanto lo que otros han logrado, que menosprecian lo que ellos han obtenido. Además, el que ha logrado algo en Dios, no debe ponerle el píe en el cuello a otros para que no lo logren, sino que debe animarles, ayudarles y servirles de ejemplo, es la forma de ayudar a quienes vienen caminando en el camino de progresión, porque Dios siempre quiere llevarlos hacia adelante.

Génesis 30: 25-43: “Aconteció cuando Raquel hubo dado a luz a José, que Jacob dijo a Labán: Envíame, e iré a mi lugar, y a mi tierra. Dame mis mujeres y mis hijos, por las cuales he servido contigo, y déjame ir; pues tú sabes los servicios que te he hecho. Y Labán le respondió: Halle yo ahora gracia en tus ojos, y quédate; he experimentado que Jehová me ha bendecido por tu causa. Y dijo: Señálame tu salario, y yo lo daré. Y él respondió: Tú sabes cómo te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo. Porque poco tenías antes de mi venida, y ha crecido en gran número, y Jehová te ha bendecido con mi llegada; y ahora, ¿cuándo trabajaré también por mi propia casa? Y él dijo: ¿Qué te daré? Y respondió Jacob: No me des nada; si hicieres por mí esto, volveré a apacentar tus ovejas. Yo pasaré hoy por todo tu rebaño, poniendo aparte todas las ovejas manchadas y salpicadas de color, y todas las ovejas de color oscuro, y las manchadas y salpicadas de color entre las cabras; y esto será mi salario.
Así responderá por mí mi honradez mañana, cuando vengas a reconocer mi salario; toda la que no fuere pintada ni manchada en las cabras, y de color oscuro entre mis ovejas, se me ha de tener como de hurto. Dijo entonces Labán: Mira, sea como tú dices. Y Labán apartó aquel día los machos cabríos manchados y rayados, y todas las cabras manchadas y salpicadas de color, y toda aquella que tenía en sí algo de blanco, y todas las de color oscuro entre las ovejas, y las puso en mano de sus hijos. Y puso tres días de camino entre sí y Jacob; y Jacob apacentaba las otras ovejas de Labán. Tomó luego Jacob varas verdes de álamo, de avellano y de castaño, y descortezó en ellas mondaduras blancas, descubriendo así lo blanco de las varas. Y puso las varas que había mondado delante del ganado, en los canales de los abrevaderos del agua donde venían a beber las ovejas, las cuales procreaban cuando venían a beber. Así concebían las ovejas delante de las varas; y parían borregos listados, pintados y salpicados de diversos colores. Y apartaba Jacob los corderos, y ponía con su propio rebaño los listados y todo lo que era oscuro del hato de Labán. Y ponía su hato aparte, y no lo ponía con las ovejas de Labán. Y sucedía que cuantas veces se hallaban en celo las ovejas más fuertes, Jacob ponía las varas delante de las ovejas en los abrevaderos, para que concibiesen a la vista de las varas. Pero cuando venían las ovejas más débiles, no las ponía; así eran las más débiles para Labán, y las más fuertes para Jacob. Y se enriqueció el varón muchísimo, y tuvo muchas ovejas, y siervas y siervos, y camellos y asnos.”

Cuando alguien se posiciona en el camino de la progresión, de la fe, y en lo que Dios ha dicho, va a ser bendecido, Dios le dará las formas para avanzar, y aunque al principio las cosas no salgan muy bien, Dios mostrará la manera para alcanzarlo.

La ley de la progresión está basada en trabajo, iniciativa, fe, respeto, valores, y en que Dios va a llevarnos en un proceso de lo menos a lo grande, por eso el comienzo no debe ser menospreciado, porque vamos a abortar nuestro futuro y eso no es lo queremos.

Juan 6: 1-13: “Después de esto, Jesús fue al otro lado del mar de Galilea, el de Tiberias. Y le seguía gran multitud, porque veían las señales que hacía en los enfermos. Entonces subió Jesús a un monte, y se sentó allí con sus discípulos. Y estaba cerca la pascua, la fiesta de los judíos. Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman éstos? Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.”

En la ley de progresión Dios no solamente va a bendecirnos, sino que va a multiplicar lo que Él ponga en nuestras manos para que de esta manera pueda ser de bendición para muchos. El principio de la progresión no es simplemente para tener y acaparar, sino para bendecir a todos, eso es el cristianismo, la justicia para que el que no tiene nada pueda tener algo.

Si tenemos el deseo que ayudar, vamos en línea de la progresión, y si tenemos poco hoy, mañana tendremos más. El Reino de Dios dice “Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosante darán en nuestro regazo” (Lucas 6:38), esta ley de progresión es para la Iglesia, y cualquiera que pueda creerlo, va a ser bendecido.

La ley de la progresión no está basada en conceptos ni en ecuaciones matemáticas, sino en una profunda relación con Jesús y su Palabra, y quien está en esa línea no tiene ningún otro fin que prosperar, avanzar y adquirir por absoluta victoria todo lo que Jesús pagó en la Cruz del Calvario por nosotros.

Job 42: 5, 12: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.”

Aunque Job tenía muchas cosas materiales, no conocía a Dios, y luego su revelación de Dios fue tan grande, que llegó a decir: “me aborrezco y arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42: 6). Luego de un gran proceso, Job empezó a avanzar.

La ley de la progresión está basada en una estrecha relación con Dios, en conocimiento de su Palabra, y en una absoluta espontaneidad en esa relación con Él. ¡Dios ha prometido que nos va a bendecir y Él lo va a hacer!