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La mejor manera de oír a Dios
Pastor Francisco Barrios
Martes 11-01-2022
Juan 16:13: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir”.
Muchas veces nos hemos preguntado cómo podemos oír a Dios, conocemos que la Biblia es Su palabra, pero hay momentos en lo que necesitamos una confirmación específica de Él.
1 Corintios 2:14: “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”.
El Espíritu Santo es la voz de Dios en la Tierra, ahora bien, cómo lo podemos escuchar, dice la Palabra de Dios que el hombre espiritual “percibe”, es decir, podemos oír a Dios a través de una percepción dentro de nuestras vidas. Con nuestros oídos naturales no podremos oír al Espíritu Santo, porque Él se encuentra dentro de nosotros, es íntimo, desde afuera solo le habla a los extraños, y nosotros somos hijos. Dice la Biblia que somos templo y morada del Espíritu Santo (1 Corintios 3:16), y también que “mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27).
Gálatas 5:16-18: “Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley”.
Si andamos en el Espíritu, no debemos preocuparnos por los deseos de la carne, porque ellos van a menguar; la clave está en olvidarnos de la carne y centrarnos en tener una relación con Dios. Necesitamos oír a Dios para poder ser guiados por el Espíritu, y una vez que esto ocurre somos libres de los deseos de la carne.
Romanos 8:14: “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios”.
¡Aprendamos a caminar con el impulso de la voz del Espíritu Santo dentro de nuestras vidas! Porque Él va a testificar que sí podemos, que somos hijos, que vamos a fructificar y que por las heridas de Cristo ya somos sanos.