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La Obediencia

Líder Martín Suárez,

10 de Octubre de 2023

 

La obediencia es la clave para obtener la bendición de Dios en todo lo que como creyentes hagamos, porque Dios no usa desobedientes, ya que la desobediencia trae conflictos y graves consecuencias, una prueba de ello fue Adán y Eva en el huerto del Edén.

Dios no necesita la ayuda de ninguno de nosotros para cumplir suplan y su propósito en cada uno de nosotros, solo hay que se obedientes y esperar el tiempo en el que Él decida cumplirlo.

Si quieres ser usado por Dios, debes aprender a ser obediente en todas las áreas de tu vida y dejarte guiar por el Señor y no por tu propia conciencia o sabiduría. La mejor guía para la vida del ser humano es la voluntad del Padre.

El cumplir la voluntad de Dios no va de acuerdo a nuestra preferencia en día, hora o momento, sino en base a una orden dada desde el cielo.

Obedecer siempre nos llevará a desarrollar los planes de Dios en la tierra y nos dará constante dirección del Señor para la vida, esa obediencia debe ser constante y no intermitente.

La forma de Dios para bendecir a alguien no se basa en nuestro propio estándar, sino en cuanto le somos fieles y capaces de obedecer sus ordenes sin importar cuan contrario vaya a nuestros propios planes.

Pero muchas veces a pesar de la desobediencia del ser humano en las ordenes de Dios, el plan y el propósito del Señor en la vida de alguien no cesa, porque Él se mantiene siendo fiel de la palabra que ha dicho para cumplir.

“De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven” – Job 42:5 (RV 1960).

El Dios que conocemos no quita, sino que siempre se mantiene proveyendo y dando, pero la desobediencia es capaz de quitar aquello que el Señor te ha dado.

“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” – Génesis 2:15-17.

Dios a pesar de tus fallas, pecados y desobediencia, te busca en el lugar de obediencia que determinó para ti, no en el que tu mismo elegiste estar. No te desvíes de la voluntad de Dios.

Aun sin los recursos para regresar hasta tu lugar de obediencia, Dios abrirá camino y proveerá los recursos necesarios para que puedas volver.

“Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros” – 1 Samuel 15:22 (RV 1960).

La forma de servir a Dios no se adecúa a tus condiciones, sino que debe adaptarse a la forma en la que a Él le agrada, allí también se desarrolla la desobediencia. La obediencia es el mejor de los sacrificios a Dios, pero no significa sufrimiento.

No confunda la voluntad de Dios con sufrimiento, sino enfóquese en hallar la plenitud del gozo de Dios a través de la obediencia, y en esas situaciones deberá morir la carne para darle espacio a lo que Jesús quiere hacer en nosotros.

“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” – Gálatas 2:20 (RV 1960).

La obediencia no se basa en la ley sino en la gracia, la cual trata a cada persona desde el interior al exterior, ya que te hace ver los errores para ser corregidos con amor y no desde el juicio.

Dios es un Dios de principios y no se deben quebrantar algunos de ellos para poder obtener otros.

“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” – Lucas 9:23 (RV 1960).

La gracia no es una licencia para pecar y andar a libre voluntad, es hacerte ver lo que está mal para poder corregirlo y ser un reflejo de Jesús, es un trabajo diario de Dios con un corazón humilde y corregible al que prometió acompañarle todos los días hasta el fin del mundo.

“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé” – Juan 15:16 (RV 1960).

La mejor forma de que puedas vivir una vida de victoria es bajo el principio de la obediencia, no con un lugar fijo todos los días sin descanso en una iglesia sino siendo leal en todo lugar a los principios que la fe te ha enseñado por medio de la vida de Jesús.

Servir a Dios en obediencia desarrolla en ti la capacidad de vivir alegres por hacer la voluntad del Señor y no dejarse contagiar por la ingratitud del mundo.

Atrévete a descubrir a donde te llevarán esas ordenes de Dios, porque el Señor prometió planes de bien y no de mal para tu vida, porque toda obediencia comienza como una demostración de amor.

“Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él” – Juan 14:23 (RV 1960).

Obedecer a Dios es una demostración de amor hacia Él, porque le muestra que aun con lo difícil que resulta para el ser humano, hay un esfuerzo significativo en agradarle. La voluntad de Dios para nuestras vidas no puede compararse con nuestros planes, porque es algo que se basa en la relación personal entre usted y Él.

“Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal” – 1 Pedro 3:17 (RV 1960).

Anímate a ser obediente a Dios y dejar que Él cumpla su voluntad y propósito contigo.