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La oración que provoca un milagro

Pastor Deiber Perdomo

Martes 16-08-2022

 

Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oración, creyendo, lo recibiréis.”

Hay oraciones que tienen el poder de cambiar a las personas, las circunstancias e incluso naciones; esas oraciones mueven el Cielo a favor de la humanidad por causa de la fe. Cuando usamos la palabra “provocar” nos referimos a “hacer que algo ocurra”; quien ora con fe está gestando y agilizando el nacimiento de un milagro en su vida.

  • La oración que viene respaldada con la fe gesta un milagro

Marcos 11:22-24: “Respondiendo Jesús, les dijo: Tened fe en Dios. Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.”

Oramos para gestar un milagro, para provocar al Cielo para que se nos entregue la respuesta. Cuando pedimos sin fe solo estamos cumpliendo con una norma evangélica, que no conmueve el corazón de Dios. La fe es para todos. Quien decide aplicar los principios del Reino puede alcanzar un milagro; solamente debemos declarar con fe lo que estamos pidiendo.

  • La oración que provoca un milagro es aquella que va acompañada de gratitud

Juan 11: 41-42: “Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.”

Desde el primer momento que pedimos un milagro debemos agradecerlo. Sin importar el tiempo que llevemos esperando, seamos agradecidos. Al momento de resucitar a Lázaro, Jesús agradeció al Padre porque Él confiaba en que Dios lo oía y lo levantaría de entre los muertos. Atraemos los milagros cuando nos presentamos con gratitud y le damos la honra al Dador de todo.

  • La oración que genera un milagro es la que se hace con demanda

1 Samuel 1:10-11,26-27: “Ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza. Y ella dijo: ¡Oh, señor mío! Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti orando a Jehová. Por este niño oraba, y Jehová me dio lo que le pedí.”

 

 Demandar es poner una justificación en el Cielo. Una oración que se presenta con demanda ejerce presión para obtener una respuesta, Ana oró con demanda por un hijo y le hizo una promesa a Dios. En otros versos se muestra la felicidad de Ana, quien se presentó ante el sumo sacerdote y dio sacrificios en gratitud.

  • La insistencia genera un milagro

Lucas 18: 4-5: “Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia.”

No dejemos de insistir, luchemos por un sí de Dios. Presionemos ante los no hasta alcanzar una respuesta positiva. Seamos molestos como la viuda, pero con la confianza de que tenemos un Dios dispuesto a darnos todo lo necesario.

  • Oremos con la confianza y valor para operar

Hechos 4:29-31: “Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios.”

Busquemos movernos en lo sobrenatural, la Iglesia de los Hechos después de ser llena por el Espíritu Santo generaba con su oración grandes avivamientos, ellos vivían en lo sobrenatural de Dios. Nuestras oraciones pueden acercarnos al mundo espiritual.

Oremos con fe, con demanda, insistente y gratitud, para así ver las grandezas de Dios sobre nuestra vida. Dios no puede resistirse a la oración de sus hijos, si pedimos según los principios Bíblicos recibiremos grandes respuestas. Fijemos nuestra mirada en la grandeza de Dios y no en el tamaño de la aflicción.