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La oración y los milagros de sanidad
(Martes 13-10-2020)
Pastor Yobany Blanco
Santiago 5:13-15: “¿Está alguno entre vosotros afligido? Haga oración. ¿Está alguno alegre? Cante alabanzas. ¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia para que oren por él, ungiéndolo con aceite en el nombre del Señor. Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si ha cometido pecados, le serán perdonados.”
Una atmósfera de verdadera oración siempre estará acompañada de milagros sobrenaturales, y entre ellos, milagros de sanidad. Dios nos dice a través de su Palabra, que cuando alguno se encuentre afligido, el remedio por medio del cual Él empieza a obrar con todo Su Reino, es a través de una atmósfera de oración; no importando cuánta opresión haya o cómo nos sintamos dentro, debemos apelar siempre a la oración, porque en ella se mueven los milagros de provisión, de sanidad y de salvación para nuestra vida y familia. Dice la Biblia, “si alguno se siente afligido, haga oración; si alguno está alegre, cante alabanzas”, la alabanza y la oración son una fuente para mantenernos fortalecidos en la presencia de Dios, y la Escritura declara que si hay algún enfermo entre nosotros, llame a los ancianos de la Iglesia para que oren por él, y le unjan con aceite en el nombre del Señor, que nos dice esto, que cuando alguien está enfermo, debe creer en el poder de la oración.
Si hoy podemos creer y conectarnos con la unción de sanidad, vamos a recibir nuestro milagro en el poderoso Nombre de nuestro Señor Jesús, y cuando somos llenos del Espíritu Santo por medio del poder de la oración, entonces somos ungidos para los milagros de sanidad.
Hechos 10:38: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”
La oración provoca la unción y la llenura del Espíritu Santo, y cuando esa unción y esa llenura se conectan, entonces Jesús, quien es el mismo ayer, hoy y por los siglos de los siglos, comienza a sanar y a libertad a todos los oprimidos por el diablo. Hoy debemos hacernos conscientes de que la sanidad es parte de los beneficios del Evangelio de nuestro Señor Jesucristo, que es parte de lo que Cristo ganó en la Cruz de Calvario para cada uno de nosotros, porque no solamente fuimos llamados a ser salvos y libres, sino a ser sanos en el Nombre de Jesús, así que, la maldición de la enfermedad es quitada en el creyente que se aferra a creer que Jesús puede hacer un milagro en su vida a través de la oración.
Isaías 53: 4-5: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, ¡pero nosotros lo tuvimos por azotado, como herido y afligido por Dios! Mas él fue herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados. Por darnos la paz, cayó sobre él el castigo, y por sus llagas fuimos nosotros curados.”
Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón, el mismo Espíritu que levantó a Cristo de los muertos, vivifica todo nuestro ser, Él nos puede dar órganos y un sistema respiratorio nuevo, porque el Espíritu de Cristo es vida, resurrección, y no muerte. Todo el ministerio de nuestro Señor Jesucristo estuvo acompañado de milagros sobrenaturales de todo tipo, pero los que más resaltaban, eran los de sanidad, Jesús sanaba a todos y las multitudes eran atraídas por estas señales y milagros, a Él lo movía la compasión por su pueblo. Cada vez que alguien se conectó con una oración de fe de nuestro Señor Jesucristo, Él se levantó para sanarle, y hoy nuestra oración atrae a Jesús y a nuestro milagro. Hay un milagro para nosotros, hoy Dios va a extender Su mano a favor de los enfermos. Jesús nos ha ungido para que podamos orar los unos por los otros, y así creer por milagros de sanidad.
Marcos 16: 17-18: “Estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”
Jesús nos ha impartido a nosotros, quienes creemos en Él, la autoridad en Su Nombre para que oremos por los enfermos, así que hoy podemos orar y unirnos en fe, pero es nuestra responsabilidad creer en Dios, aunque no lo sintamos ni veamos, ¡aferrémonos a nuestra fe! Jesús ha puesto en nuestras manos la unción de sanidad, porque en dónde más satanás está atacando a la humanidad, es dónde más Jesús va a ungir a la Iglesia para revertir la maldición. En las manos de los hijos de Dios hay milagros de sanidad, dicen las Escrituras “pondremos las manos sobre los enfermos, y ellos sanarán” (Marcos 1:18), y que “las mismas obras que hizo Jesús, las haremos nosotros también en Su Nombre” (Juan 14:12), por eso no podemos perder a fe de que somos un instrumento para orar por el enfermo, así que no temamos de ir a orar por otros, porque Dios nos va a usar.
Juan 14:12-14: “De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él también las hará; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre. Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pedís en mi nombre, yo lo haré.”
Atrevámonos a pedir la unción de sanidad, recordemos que nosotros no somos los sanadores, pero el Sanador vive en nosotros, y quiere usarnos para que oremos por los enfermos y que así las enfermedades desaparezcan, y que los mayores milagros de sanidad se hablen en este tiempo. Donde satanás más nos ha atacado, es donde la unción mayor vendrá sobre nosotros.
Hechos 28:7-10: “En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería. Pablo entró a verlo y, después de haber orado, le impuso las manos y lo sanó. Viendo esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades venían, y eran sanados; los cuales también nos honraron con muchas atenciones, y cuando zarpamos nos proveyeron de todo lo necesario.”
Hechos 9:36-43: “Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, (que traducido es «Dorcas»). Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. Aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. Como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: «No tardes en venir a nosotros». Pedro se levantó entonces y fue con ellos. Cuando llegó, lo llevaron a la sala, donde lo rodearon todas las viudas llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: «¡Tabita, levántate!». Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él le dio la mano y la levantó; entonces llamó a los santos y a las viudas y la presentó viva. Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. Pedro se quedó muchos días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.”
El apóstol Pedro, de rodillas, trajo el espíritu de resurrección, y aun de la muerte el Señor Jesús hizo un milagro para salvar a una mujer piadosa. Hoy debemos saber que Dios no se ha olvidado de nuestro amor y de nuestro servicio.
Juan 11:38-44: “Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva y tenía una piedra puesta encima. Dijo Jesús: –Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo:
–Señor, hiede ya, porque lleva cuatro días. Jesús le dijo: –¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios? Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: –Padre, gracias te doy por haberme oído. Yo sé que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado. Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: –¡Lázaro, ven fuera! Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: –Desatadlo y dejadlo ir.”
Hay circunstancias en las que podemos creer que ya no hay esperanza, pero hoy Dios nos dice que hay un milagro para nosotros. Hay milagros de sanidad, salvación y libertad, y la oración es la atmósfera correcta para que ellos ocurran en el Nombre de Jesús. Pongamos nuestra fe en Jesús, porque Dios quiere usar a la Iglesia en milagros de sanidad en este tiempo.