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La unción requerida para tu llamado

(Viernes 06-03-2020)
Pastor Yobany Blanco

1 Samuel 16: 7,13: “Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón. Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá”.

En nuestra carrera de vida espiritual, como hijos de Dios, recibimos asignaciones de tareas que Él quiere hacer con nosotros, pero esas asignaciones tienen etapas, tiempos y momentos, y lo primero que debemos empezar a buscar, y a lo que hay que estar atentos, es a recibir la unción del Espíritu Santo, que anuncia que ese tiempo nuevo a comenzado. Esa unción nos equipa, es una investidura de poder que nos habilita para funcionar en la gracia espiritual que Dios nos da como sus hijos. Cuando Dios dice que se avecina algo nuevo para su Iglesia, lo primero que empezamos a percibir, es que empieza a derramar una unción fresca.

Que se imaginaba David que aquel día sería el momento en el que Dios enviaría al profeta a la casa de su padre Isaí, recordemos que de esa casa Dios dijo que saldría el próximo rey para Israel, y no se trataba de cualquier rey, sino de un hombre escogido por Dios. Siempre hay un rey que escogen los hombres, pero llega un tiempo en el que Dios empieza a escoger, y David era el hombre que escogido por Dios. Una cosa es que los hombres te habiliten y empoderen para algo, y otra que es que Dios nos diga: “mi escogido eres tú”. Regularmente los hombres se equivocan, y es porque visualmente no ven capacidades; ahora bien, los hermanos de David eran más capacitados, y él era tan sencillo y tan joven, que aun dentro de su propia familia era poco reconocido, pero, Dios no ve las apariencias, sino los corazones, es decir, Dios anda buscando un corazón, gente que, aunque no tienen la capacidad, tienen un corazón dispuesto. David cuidando las ovejas de su padre aprendió humildad.

En un solo día la unción puede transformar nuestra vida y tiempo, y terminar un tiempo y comenzar uno nuevo; la llegada de la unción a nuestras vidas termina el tiempo de malas experiencias, y trae un tiempo nuevo de bendición. Hay un vino nuevo, un aceite fresco que Dios está trayendo que no viene de los hombres, sino del Cielo.

La unción nos da una sabiduría y una inteligencia superior, una capacidad de ver las cosas como no las estábamos viendo. La unción nos habilita con una fuerza más allá de nuestras capacidades naturales, trae el gozo, y nuevas fuerzas del Espíritu. Hay una unción para prosperar, y ese cuerno del aceite para Israel vino en el desierto. Dios a quien quiere le entrega su unción, y necesitamos ese aceite sobre nuestras vidas.

Muchos se rechazan y auto descalifican, pero las cosas que Dios nos ha pedido hacer no las haremos por nuestra fuerza, el Espíritu de Dios vendrá sobre nosotros. El aceite de Dios anda cerca de nosotros para traer una unción que nos hará nuevos hombres y mujeres; tal vez, seguiremos siendo los mismos, pero los resultados no serán los mismos. Hay una unción para gobernar, que nos lleva a lugares de autoridad y de eminencia, y aunque no sepamos hacerlo, el Espíritu Santo vendrá sobre nosotros para hacer lo que el Cielo quiere.

Dios busca corazones dispuestos. A Daniel Dios le dio una unción contra el pecado y las tentaciones, pero también una unción de sabiduría e inteligencia en todas las ciencias y las leyes de los caldeos que lo hizo diez veces mejor que los demás. Con la unción sobre nuestras vidas no caminamos, corremos, esto no se trata de si estamos de último, esto se trata de si estamos ungidos para esta carrera. ¡Dios quiere ungirnos con Espíritu Santo y fuego!

1. La unción saca lo viejo y trae lo nuevo.

1 Samuel 10: 5-9: “Después de esto llegarás al collado de Dios donde está la guarnición de los filisteos; y cuando entres allá en la ciudad encontrarás una compañía de profetas que descienden del lugar alto, y delante de ellos salterio, pandero, flauta y arpa, y ellos profetizando. Entonces el Espíritu de Jehová vendrá sobre ti con poder, y profetizarás con ellos, y serás mudado en otro hombre. Y cuando te hayan sucedido estas señales, haz lo que te viniere a la mano, porque Dios está contigo. Luego bajarás delante de mí a Gilgal; entonces descenderé yo a ti para ofrecer holocaustos y sacrificar ofrendas de paz. Espera siete días, hasta que yo venga a ti y te enseñe lo que has de hacer. Aconteció luego, que al volver él la espalda para apartarse de Samuel, le mudó Dios su corazón; y todas estas señales acontecieron en aquel día.”

Muchos solo conocen la unción sacerdotal para servir a Dios, a su hermano, y en la casa de Dios, pero a ellos Dios los coloca rodeados de una unción mayor, de una unción profética, porque de esta manera, el Espíritu de Dios vendrá sobre sus vidas. Refresquémonos en la unción, porque hay un nuevo momento esperándonos, así que empecemos a buscarla y a llamarla. La unción saca lo viejo, lo deja atrás, y abre espacio para lo nuevo. Viene algo nuevo para nuestras vidas, familias, Iglesia y país, pero necesitamos una unción, así que preparémonos, porque un tiempo nuevo a llegado.

No nos aflijamos por lo viejo, porque la unción de Dios hará algo nuevo sobre nuestras vidas, ¡un tiempo nuevo a llegado para esta nación! Tenemos una nube de unción y de aceite sobre nosotros y pronto va a caer. La unción no es para grandes líderes, es para siervos dispuestos, y no es para nuestros beneficios, es para cumplir los planes de Dios. Si la unción nos dio algo una vez, nos los dará otra vez así quedemos en cero. ¡Viene una unción de restitución, de abundancia y de gobierno!

2. La unción pudre los yugos y quebranta las ataduras.

Isaías 10:27: “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.”

Satanás el teme a la unción. Hay cosas que no nos han dejado avanzar, y aunque lo hemos intentado, nos sentimos presos, pero hay una unción que viene para un tiempo, y que empieza a quebrantar las obras del enemigo, las cadenas de maldad, lo que no podíamos vencer. Cuando esa unción llega, las ataduras se rompen, porque donde el Espíritu de Dios es el Señor, allí hay libertad.

3. La unción para andar haciendo bienes.

Hechos 10:38: “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”

La unción no es solamente para rescatarnos a nosotros, es para ayudar a otros a salir del lugar que Dios nos sacó. Cuando estamos ungidos cargamos a otros con nosotros, el ungido nunca anda solo, le abre las puertas de la cárcel no solamente a sí mismo, sino a los demás que están a su alrededor, lo que trae como consecuencia de que todo sea influenciado por la unción y la presencia del Espíritu Santo.

4. La unción es para destruir las obras del diablo.

Isaías 61:1-3: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya.”

Jesús el Mesías traduce a “El Ungido”. No comencemos nada sin el aceite de la unción, no busquemos ese aceite en el camino, sino al principio. Al ungido se le acaba el abatimiento y le viene el gozo; la unción nos cambia el estado natural/emocional por un estado espiritual. La unción, mientras más la usamos, más crece; si somos buenos sacerdotes, seremos buenos reyes.

¡Nos van a vestir de una unción de Reino!

Cuando nos vestimos de la unción profética, hablamos como quien tiene autoridad. Cuando estamos ungidos se va la tristeza y llega el gozo, ¡viene un nuevo nombre sobre nosotros! ¿Estamos dispuestos a pagar el precio para que esa unción venga sobre nosotros? Lo que toca la unción se consagra solo para el uso de Dios, ¡si la unción nos toca, sepamos que Dios no nos compartirá con nadie más! Somos una generación de llamados, y hay una unción para los llamados.