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Las puertas que la oración abre
Pastor Francisco Barrios
Sábado 20-11-2021
Hechos 12: 1-5: “En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él”.
La Iglesia de los hechos empezó a tener éxito luego de recibir al Espíritu Santo en el Aposento Alto, y los religiosos de ese tiempo empezaron a perseguirlos y a prohibir la predicación del Evangelio, entonces el rey Herodes confabulado con los religiosos mataron a Jacobo y ponen preso a Pedro por adquirir cierta fama entre los judíos ortodoxos.
Todas estas situaciones llevaron a la Iglesia a un nuevo nivel de oración, porque la oración tiene el poder de transformar la realidad. El tipo de oración que hacía la Iglesia de los hechos era muy ferviente, ya que hasta ese momento no habían vivido tanta persecución, la pregunta después de conocer esta historia es ¿qué debe hacer Dios para generar en ti una oración ferviente?
El tipo de oración que hizo la Iglesia de los hechos es la que se genera en nosotros cuando tenemos un diagnostico médico negativo, cuando nuestro hogar se quiebra y no sabemos qué hacer, son esas oraciones que surgen cuando las circunstancias nos rebasan. Muchas veces, Dios permite que situaciones en nuestras vidas nos golpeen duramente para levantar en nosotros un nuevo nivel de oración.
Después de que la Iglesia descubrió el poder que tiene la oración ferviente, puso al imperio romano de rodillas, porque cuando las situaciones no nos destruyen si no que nos ponen de rodillas, logramos alcanzar todo lo que deseamos.
Hechos 12:6-11: “Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba”.
El apóstol Pedro estaba durmiendo tranquilamente, incluso sabiendo que en la mañana sería asesinado, Pedro tenía tanta paz durante esa aflicción, se debe a que él ya había orado y la Iglesia se encontraba orando también. No caigamos en desesperación si aun no vemos que Dios actúa a nuestro favor, si hemos orado y creído por un milagro, tengamos paz porque lo vamos a alcanzar.
Dios nos mostrará la salida de la cárcel, porque no existe atadura que Él no pueda romper, e incluso cuando no veamos a Dios obrar a favor de nuestra petición, Él está actuando, está abriendo puertas y guiándonos para salir de la cárcel. Confiemos en Dios y en su tiempo, y actuemos en el momento correcto para arrebatar nuestro milagro, pero mientras esperamos mantengamos una oración ferviente para recibir lo que hemos creído.