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Les traigo buenas noticias

Pastor Javier Bertucci,

Domingo 14 de enero de 2024

 

Toda fe genera esperanza, pues no podemos recibir lo que no esperamos.

Cuando crees que este año te será bueno, generas la atmosfera adecuada para recibir lo que estás esperando, aumentando tu fe y la esperanza que contagiará a otros a recibir un milagro.

“El pueblo que camina en oscuridad verá una gran luz. Para aquellos que viven en una tierra de densa oscuridad, brillará una luz” – Isaías 9:2 (Biblia NTV).

No veas dónde estás, enfócate y cree hacia dónde vas. No veas lo que hoy te aqueja, ve el milagro que se aproxima.
La luz o el cambio que estas esperando se genera a través de la esperanza por medio de la fe que tienes en Dios para hacer las cosas posibles.

Tu posición de esperar lo bueno no te permite a ti recibir malas noticias, porque tu fe en lo que Dios puede hacer es más grande.

“Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor, y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. Pero el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo” – Lucas 2:8-10 (RV1960).

Dios vendrá a tus problemas y circunstancias para cambiarlo todo y darte las buenas noticias que estas esperando, porque se acercan los días de gloria para tu vida.

Las buenas noticias están disponibles para todos los que las quieran recibir, aun para los que son pesimistas, porque si Dios dijo, Él lo hará.

Si te atreves a recibir las buenas noticias de Dios, tu milagro acontecerá, todo es cuestión de una decisión.

Tus problemas pueden ser los mismos aun después de recibir las buenas noticias, pero tu fe hará la diferencia en creer para recibir lo que estás esperando.

La mejor de las noticias buenas es Jesús, quien quitó nuestro oprobio para que pudiéramos disfrutar la plenitud de la bondad de Dios.

Tu milagro no puede ser tomado por nadie, tu milagro tiene tu nombre y no tienes que competir con nadie para alcanzarlo, lo que Dios hizo a tu favor es exclusivamente de tu propiedad.

Cuando entiendes que el cielo te conoce a plenitud, no hay temor sino seguridad y convencimiento de que Dios actuará a tu favor proveyendo lo que estas esperando a través de Su misericordia y Su gracia, y no por tu esfuerzo en recibirlo.

Tal vez tu vecino o compañero no sepa que necesitas ser salvado, pero el Señor conoce que necesitas ser salvado de ti mismo y Él actuará a favor de ese hombre o mujer de Dios que deseas ser, por eso el cielo nos dio a un Salvador, que es Cristo Jesús, quien puede salvarte de todas las formas posibles.

El Salvador vino a la Tierra y nació, por amor a tí.

El Evangelio de Jesús debe ser predicado para traer la libertad y buenas noticias a las personas sumergidas en la religión, que daña y oprime a los corazones de poder vivir a plenitud el amor de Dios.

Cuando te atreves a recibir las buenas noticias, entiendes y crees que:

1. No le debes nada al cielo, porque tu deuda Jesús ya la pagó.

Todo para que no te dejes engañar por el enemigo por tus errores y fallas, y puedas gozar de la eterna redención en Cristo.

“anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” – Colosenses 2:14 (RV1960).

Desapégate de la religión, porque cristianos son aquellos que creen en todo lo que Jesús puede hacer, y por causa de amarle y agradecerle por todo lo que ha hecho por ti, nace un deseo de vivir agradándole con cada una de tus acciones y no por el miedo a la condenación.

No necesitas en vivir en temor sino en agradecimiento por la libertad que ya te ha traído Jesús, quien ya ha pagado el precio por ti, tanto en el cielo como en la Tierra.

Lo que recibiste de Dios, Él lo va a mejorar en tus manos, ten fe de lo que Él puede hacer.

2. Jesús ya te sanó, cree y manifiesta lo que Él ya te dio.

“quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados” – 1 Pedro 2:24 (RV1960).

No solo eres sano y santo, sino también templo y morada del Espíritu Santo al creer que Jesús ya te liberó de todo lo que te aquejaba.

La sanidad que hay por parte del Espíritu Santo a quienes están heridos, es un abrazo de amor y una caricia al corazón que les hace entender que son perdonados, y eso es lo que les atraerá cada vez más al amor de Dios.

“y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” – Juan 8:32 (RV1960).

La enfermedad que existe no es por causa del pecado, sino por el deterioro de la humanidad a causa del pecado de Adán en el principio, pero hay esperanza para quienes creen que por las heridas de Jesús ya han sido sanados y que conjuntamente con Él no hay dolencia que pueda afectar su cuerpo.

“Porque nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia” – Efesios 5:29 (RV1960).

No esperes en Dios cosas pequeñas, cuando ya ha prometido y construido para ti cosas grandes, disfruta ser Su hijo y recibe todos los beneficios del pacto de Su gracia.

La gracia de Dios trabaja en ti cada día para ser mejor.

3. Jesús me dio su paz contra el afán y la ansiedad por lo que vendrá, solo tengo que confiar en Él.

“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza” – Isaías 30:15 (RV1960).

Dios conoce cada una de tus necesidades, y para cada una de ellas tiene una solución, solo tienes que aceptar la paz que te provee para que sepas que Él esta en control de todo.

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” – Juan 14:27 (RV1960).

Cuando entiendes que Él te cuida y te sustenta, puedes confiar en que el Señor está trabajando en lo que esperas recibir.

El mismo que no escatimó en darte a Su propio hijo, es el mismo que te dará todo lo que estás necesitando.

“Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” – Filipenses 4:7 (RV1960).

“En paz me acostaré, y asimismo dormiré; Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado” – Salmos 4:8 (RV1960).

La paz que Dios provee te guardará de pies a cabeza, porque Él es bueno y porque Él te ama y es quien te da valor, y cuando te atreves a recibir su paz, inmediatamente te inunda y te da confianza para descansar ante todo lo que te angustia.

“sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” – 1 Pedro 1:18-19 (RV1960).

El precio que se pagó por ti tiene un valor inigualable que ni el enemigo puede alcanzar, y esa es la sangre de Jesús, por eso la salvación que Cristo ofrece no tiene fecha de caducidad, ya que el precio de tus pecados para que tuvieras libertad lo pagó Cristo con Su sacrificio en la cruz.

“te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta” – Filemón 1:10-18 (RV1960).

Jesús y su amor por ti jamás tendrán limites, porque siempre buscará defenderte aun cuando hayas pecado.

Permítete perdonar y ser libre para que tu corazón no se contamine, esa es la base de toda la grandeza que existe dentro de la fe en Cristo y un valor fundamental para la vida.

Recibir las buenas noticias de Jesús transforma tu vida por completo y te permite vivir siempre en esperanza y expectante por todo lo que Él ha prometido.