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¡Levántate tú que duermes!

Vigilia JEF

Carry Cierra

Jueves 24-06-2021

Mateo 25:1-13: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; mas las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Y tardándose el esposo, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí viene el esposo; salid a recibirle! Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron, y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. Mas las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. Pero mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir”.

Las vírgenes insensatas se durmieron, porque se confiaron en sus talentos y en su forma de hacer las cosas. El aceite en esta parábola simboliza el dinamismo del Espíritu Santo, el cual debe estar en nuestra Iglesia, comunidad, en cada actividad y en nuestra vida. Este aceite fue lo único que le permitió a las vírgenes prudentes entrar a las bodas, y ellas no compartieron su aceite, porque no es tan fácil conseguir el dinamismo del Espíritu. Estar despiertos es tener la unción del Espíritu Santo, por eso estas vírgenes sabían que no podían recibir a Jesús, quien era el esposo, sin tener al Espíritu Santo.

Recibimos la unción por medio de un esfuerzo en buscar a Dios, a través de una vida de intimidad y oración. La unción está en personas despiertas y brota como corrientes de agua viva. Cuando el Espíritu Santo está sobre nosotros, es como un rio que no se puede estancar, es un denuedo que no se detiene. Necesitamos aceite en nuestras lámparas para no quedarnos dormidos.

Cuando el Espíritu Santo está en la vida de alguien, es notorio, es una persona que constantemente cree y se mueve, es alguien que sube de nivel y se encuentra despierto, pero una persona dormida es todo lo contrario, se encuentra estancado, conformado con las actividades que hace. A pesar de encontrarnos estancados, podemos recibir la espontaneidad del Santo Espíritu y empezar a caminar en su fruto.

El secreto para despertarnos está en levantar al Espíritu Santo en nuestras vidas, y en que el Espíritu Santo vuelva a arder en nuestros corazones, solo así empezaremos a estar vivos nuevamente. Al final de la parábola de las diez vírgenes, solo las apercibidas entraron a las bodas con el esposo; este acto simboliza la venida de Jesús, solo quienes viven en el dinamismo y en el fuego del Espíritu Santo entrarán al Reino de Dios.