Project Description

Llenos de la vida de Jesús

(Martes 18-08-2020)
Pastor Yobany Blanco

Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.”

Cuando oramos bien, nos vaciamos de nosotros mismos, y nos llenamos de la vida de nuestro Señor Jesucristo. La oración es una divina transferencia, en donde todo lo que Dios es, y todo lo que Él tiene, es transferido a nosotros. La bendición más grande de todo creyente, es poder trabajar en la realidad de que Cristo vive en Él, y de que somos uno con nuestro Señor, debido a que allí está encerrada la vida de poder que podemos manifestar; y eso hace la oración, sacar la vida de Jesús que ya reside dentro de nosotros.

Cuando oramos de forma correcta, se rompen límites y problemas de egoísmo y orgullo, para que empiece en nosotros a manifestarse lo que Cristo es; necesitamos vivir a plenitud los beneficios de esta experiencia transformadora. ¿Cómo está nuestra relación y conexión con Cristo?, estos son tiempos donde hay muchos peligros espirituales que nos quieren separar de la realidad y revelación de un Cristo vivo y vigente actuando poderosamente en nuestras vidas. Corremos el peligro de que los afanes, peligros y conceptos, cambien nuestra imagen espiritual, y nos centremos más en nosotros mismos y en los problemas, que en Jesús.

Cuando oramos, rendimos nuestra voluntad a Jesús para que Él tome control de nuestra vida, y pueda guiarnos según su Espíritu y Palabra; en medio de la oración podemos quebrantar nuestra voluntad y deseo. No podemos alinearnos a los hombres ni a sus conceptos, sino a Jesús. La oración nos ayuda a discernir y a recibir esa vida de oración, renuncia y rendición de nuestra voluntad, es allí cuando el “yo” y el deseo de hacer las cosas a nuestra manera mengua, por lo que ya no vivimos nosotros, si no Cristo. Por medio de la oración, la imagen de Jesús se levanta en nuestra vida, para poder hacer las cosas que no podíamos hacer antes.

Juan 3:30: “Es necesario que él crezca, y que yo disminuya.”

Cuando oramos bien, nos parecemos más a Jesús, y esto hace que podamos atraer a nuestras vidas bendiciones, sanidad, paz y la salvación de nuestros familiares.

Cuando oramos y Jesús toma el control de nuestra vida, se levanta en nosotros un nuevo nivel de fe, una fe de resurrección que solo viene por medio de la imagen de ese Cristo formado en nuestras vidas. Ser como Jesús es el testimonio de nuestra predicación.

Un nuevo nivel de fe es la consecuencia de estar llenos de la vida de Jesús, y de orar correctamente; es imposible que oremos, y no nos levantemos con una fe renovada. El Cielo nos comunica sus noticias a través de la oración, y viene a nuestras vidas una fe sobrenatural.

Romanos 16:25-27: “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén.”

Cuando oramos y buscamos a Dios, nos afirmamos en este Evangelio. Cuando no estamos establecidos en la revelación de que Cristo vive en nosotros, cualquiera sin darse cuenta, se cambia de religión, porque no está conectado con Cristo, sino con una religión; alguien que ora y conoce a Jesús, no se puede separar de Él.

Colosenses 2: 2-3,6-7: “Para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riquezas de pleno entendimiento, a fin de conocer el misterio de Dios el Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento. Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él; arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis sido enseñados, abundando en acciones de gracias.”

Cuando estamos llenos de la vida de Jesús, por medio de la oración vienen los tesoros de la sabiduría, del conocimiento y del corazón de Dios, para que no andemos en ignorancia, sino que ahora es alumbrada en nuestra mente, la mente de Cristo, podemos ver y conocer lo que no estábamos conociendo, pero es a través de Jesucristo que podemos alcanzarlo. Cuando tenemos la mente de Cristo, pensamos en todo lo bueno, todo lo puro, todo lo justo, todo lo amable, todo lo santo, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad (Filipenses 4:8). Cuando Cristo está al control de todo nuestro ser, nuestra mente es renovada por la Palabra de Dios, y todo nuestro ser es transformado, para que comprobemos la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta, (Romanos 12:2).

2 Corintios 4:7,10: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros. Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.”

Somos contenedores de un tesoro precioso. Nuestro valor lo determina lo que tenemos dentro, es decir, de lo que estamos llenos, no de lo que tenemos afuera. O tenemos dentro de nosotros un tesoro que es la vida de Jesús, o algo totalmente incorrecto, lo cual no agrada al Padre; somos vasos de barro, pero el gran tesoro de la vida de Dios está dentro de nosotros. El poder que habita dentro de nosotros, es para que la excelencia de la gloria se la demos a Dios, porque Él fue quien nos llenó, no podemos sentirnos menos que nadie, ni dejar que el enemigo ni las circunstancias nos digan que no valemos nada. Cuando oremos, debemos saber que dentro de nosotros hay una riqueza que nos la ha dado Cristo, quien nos ha dado valor y un nombre, estamos llenos de una riqueza sobrenatural. Vamos a llenarnos de Jesús, de su gracia y de su perdón.

1 Juan 4: 4,7-12: “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.”

El espíritu del anti cristo, es un espíritu de anti amor, pero cuando oramos de la forma correcta y nos llenamos de la vida de Jesús, estamos llenos de amor, el cual nos lleva al perdón que cubre multitud de pecados. No hay mejor arma para vencer con todos los ataques que enfrentamos en este mundo, que el amor.

Colosenses 1:26-27: “El misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria.”

Cuando estamos llenos de la vida de Jesús por medio de la oración, Cristo es en nosotros la esperanza de gloria, no estamos esperando lo peor, sino la gloria que en nosotros ha de manifestarse. Tenemos derecho a esperar un futuro mejor que el presente que vivimos hoy. Estar llenos de la vida de Jesús, es estar llenos de fe y de esperanza de que días mejores vendrán. No nos dejemos quitar el fundamento de esperar días de gloria para nuestras vidas, cuando queramos rendirnos, recordemos que es Cristo en nosotros, la esperanza de gloria.

2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”

Cuando estamos llenos de Jesús por medio de la oración, entendemos que somos nuevas criaturas en Cristo Jesús, Él nos ha hecho sus hijos y nos ha dado una naturaleza santa, de vida y de poder, todo lo que Cristo es, puede y tiene, nos ha sido impartido en ese Espíritu que Él nos ha entregado, somos nueva creación, así que las cosas viejas no pueden derrotarnos, satanás no puede acusar lo que la Sangre de Cristo ha limpiado, nuestro pasado ha sido sepultado por la Sangre del Cordero. No podemos orar desde un estado de culpa, sino de justicia, creyendo que Jesús con su Sangre nos ha limpiado y ha hecho hijos de Dios.