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Los dos ingredientes de la oración efectiva
Pastor Francisco Barrios
Martes 23-03-2021
Santiago 5:15: “La oración eficaz del justo puede mucho”.
La oración eficaz produce el efecto deseado, consigue resultados; sin embargo, este versículo también aclara que existen oraciones que no son eficaces. Aun cuando Dios nos oye a todos y escucha cada oración, si nosotros no agregamos los ingredientes necesarios, nuestra oración no tendrá respuesta.
Hebreos 11:6: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
El ingrediente principal que debemos agregarle a nuestra oración, es la fe. Todos poseemos fe, sea poca o mucha, pero cada persona tiene un nivel de fe. La cuestión está en cuando colocamos la fe en los lugares incorrectos; si en nuestro tiempo de oración decidimos enfocarnos en nuestras debilidades y le hablamos más a Dios de nuestro problema, estamos enfocando nuestra fe en el problema y no en Dios, pero si deseamos salir victoriosos, debemos hablarle a nuestro problema de Dios y enfocar nuestra fe en lo que Él ya ha dicho que hará.
Debemos hacer un cambio en la dirección de nuestra fe. Si la misma fe que usamos para creerle a los problemas le creemos a Dios, lograremos ver milagros en nuestra vida. Debemos creer que Dios es real y que Él nos bendice, nos responde y que nos libera de vicios y de problemas. La fe no es solamente creer que Dios bendice y prospera, es creer que puede prosperarnos, sanarnos, liberarnos y ayudarnos a nosotros. Todos los cristianos creemos en el poder de Dios, pero muy pocos en que ese poder puede usarlo para bendecirnos. No olvidemos que Dios es galardonador de quien le busca.
Jeremías 29:11: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Debemos entender que no estamos excluidos de los milagros de Dios. Lo que transformará nuestra vida, es tener una relación cercana con Él y conocer que responderá las necesidades de sus hijos, porque Él es nuestro Padre y debemos verlo como tal. Coloquemos nuestra fe en lo que es realmente Dios, un Padre bueno en gran manera, que nos ama y está dispuesto a salvarnos. En los evangelios vemos que todos los que se acercaron a Jesús con una petición, se les fue otorgada; debemos tener la fe y la certeza de que si pedimos a Él, nos dará lo que le hemos pedido.
Mateo 7:7-11: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?”
Salmo 40:1: “Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor”.
El segundo ingrediente es la paciencia. Tener fe no significa que el milagro debe ser instantáneo, la Biblia nos habla de la paciencia, porque la prisa puede matar una oración. Hay oraciones que son respondidas rápidamente, pero otras que no, y debemos tener la actitud correcta mientras esperamos, mantener la esperanza en Dios y la constancia en la oración, y alejar la queja de nuestra boca, porque hay oraciones que van a tardar, y nuestra actitud ante el tiempo de espera va a apresurar o alentar nuestra respuesta.
Hebreos 6:12: “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”.
Debemos ser constantes en nuestras peticiones, imitadores de los que poseen fe y paciencia. Sin importar que no veamos ni oigamos, seguiremos orando por lo que creemos y vemos en nuestro corazón. Paciencia es esperar constantemente en nuestra oración, no cambiarla porque sentimos que es muy difícil para Dios.
La fe y la paciencia nos llevan a una oración efectiva. Si actuamos en fe y con paciencia cuando las cosas no salen como deseamos, la respuesta a nuestra oración puede ser más apresurada, sin embargo, si esta respuesta tarda, debemos seguir caminando en fe y en paciencia, entendiendo que Dios dará su respuesta en el tiempo correcto y que esto nos hace crecer espiritualmente.