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Mantén tu esperanza

Pastor Javier Bertucci

Sábado 20-11-2021

Romanos 4:18: “El creyó en esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia”.

Abraham tuvo que creer en contra de todo lo que veía y sentía, porque nada de esto se alineaba a la promesa que Dios le había dado. En la Biblia, la mayoría de los personajes creyeron en tiempos y circunstancias muy difíciles, en los que todos sus sentidos les decían que aquello que esperaban era imposible. Hay que entender que nuestros sentidos son netamente naturales, no pueden percibir a Dios, solamente nuestro espíritu tiene la capacidad de escuchar la voz de Dios, y Él solamente habla a nuestro espíritu.

La esencia de un creyente está en creer solamente lo que Dios ha dicho, por eso la esperanza no es el resultado de lo que oímos o sentimos, sino que es el resultado de lo que creemos; si perdemos la esperanza, perdemos la fe. Cuando generamos esperanzas, automáticamente generamos fe.

Romanos 4:19-24: “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años, o la esterilidad de la matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que era también poderoso para hacer todo lo que había prometido; por lo cual también su fe le fue contada por justicia. Y no solamente con respecto a él se escribió que le fue contada, sino también con respecto a nosotros a quienes ha de ser contada, esto es, a los que creemos en el que levantó de los muertos a Jesús, Señor nuestro”.

Abraham fue el primero en ejercer la fe sobrenatural que hace proezas y manifiesta la perfecta voluntad de Dios, y esa fe aún está vigente, y nosotros como su descendencia tenemos el poder de desafiar a las circunstancias, de levantarnos y seguir creyendo contra todo pronóstico; esta actitud genera en Dios un agrado, porque sin fe es imposible agradarlo (Hebreos 11:6).

Abraham y Sara ya físicamente no estaban capacitados para tener un hijo; Abraham llevaba 25 años luchando contra la vejez que veía a diario y aun así decidió creer cada día hasta tener en sus manos al hijo que deseaba. Abraham nunca perdió la esperanza, ni se dejó dar forma por lo que decían los demás; si deseamos mantener nuestra fe debemos ser muy estrictos con lo que permitimos que pase a nuestro corazón, no podemos dejarnos llevar por aquello que vemos u oímos.

Puede que no tengamos fecha para recibir nuestro milagro, pero si aprendemos de la actitud decidida de Abraham y nos mantenemos confiando en el Dios que nos dará nuestro milagro, entonces tarde o temprano lo tendremos en nuestras manos. Si nos mantenemos pegados a esa fe tan sobrenatural que mantuvo Abraham, podremos asegurar que alcanzaremos nuestro milagro.