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Mantente conectado con Dios

(Domingo 10-05-2020)
Pastor Javier Bertucci

Mantenernos conectados con Dios es esa condición en la que nuestra mente comienza a pensar constantemente en la petición o en aquella situación que queremos afectar por medio de la oración, y que aun después del tiempo de intercesión continua en la mente por medio de una oración intercesora delante de Dios por esa causa, es allí cuando nuestra mente se alinea a nuestro espíritu y ella puede cooperar para ese milagro que queremos en nuestra vida. Lo peor que podemos hacer es limitarnos al tiempo de oración, y una vez terminado no recordar la petición, es un error; aunque el tiempo de oración causa un beneficio para nuestras vidas y la de los nuestros, es más poderoso cuando podemos mantenernos con un pensamiento permanente en nuestras cabezas de esa petición, pues es allí cuando se alinea nuestro espíritu, lo que es muy poderoso.

Ahora bien, debemos entender que nuestra vida depende de esa conexión con Dios, recordemos que estamos unidos a Jesús, y somos nosotros quienes decidimos si vivimos independientes a esa unión o si entendemos que esa unión es nuestro destino y llamado, y empezamos a desarrollarla. “Quien se une al Señor un espíritu es con Él” (1 Corintios 6:17), la unión con el Señor es de carácter espiritual, la unión entre esposos es de carácter carnal, natural u horizontal, y la Biblia también declara que quien se une a su esposo(a) una carne es (Génesis 2:24), pero como la unión que se hace con Jesús es de carácter espiritual, entonces un espíritu somos con Él. No podemos olvidar que no somos entes carnales o naturales, sino espirituales, con un traje que es de carne; usamos este traje que se llama cuerpo y nos permite vivir en esta tierra y respirar oxígeno, y es a través de los cinco sentidos que nos ponemos en contacto con el medio ambiente que nos rodea.

En el plano espiritual debemos estar conectados con nuestra fuente que es Dios. Nuestro espíritu se conecta con Dios por medio del Espíritu Santo que es el eslabón de conexión, y cuando nos unimos a Jesús somos un espíritu con Él. Cuál es el gran error del creyente, pensar que su carne es superior a su espíritu; si empezamos a funcionar por lo que piensa y desea esta carne no vamos a estar conectados con Dios, sino solo por momentos. El diseño de Dios para nosotros es que somos entes espirituales en constante y permanente comunión con Jesús, acerca de esto Juan habla de la vid verdadera, que al final se trata de que ninguna rama desconectada de de la vid, que viene a representar Jesús, puede dar fruto (Juan 15: 1-6), cada persona que se desconecta de Dios empieza a dar frutos de la carne. Son pocos lo que se dejan dirigir por la necesidad del espíritu, y nuestra vida fue creada para servir a Dios, y no hay otra cosa más importante. Tenemos todo lo que necesitamos de Dios en nosotros, lo que pasa es que estamos más conectados con nuestra carne, que con Jesús.

Génesis 2:7: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.”

Dios sopló en nosotros todo lo que necesitamos de Él, cuando le dio aliento de vida a Adán colocó sus atributos en él, entonces, ¿cuál es el problema? ¿por qué no actuamos como Jesús? porque el asunto no es una mecánica evangélica, sino un estilo de vida superior que nos mantenga conectados al Dios superior a quien amamos y servimos, de eso se trata, no solo de una confesión nominal, sino de una acción que derive en hechos contundentes. Cuando estamos conectados a Dios no hay espacio en nosotros para criticar y atacar. Nuestra conexión con Dios nos hace manifestar los atributos que hay en nosotros de Él.

Dios sopló lo que Él es en Adán, pero en este tiempo el Espíritu Santo vive en nosotros, somos su templo, su habitación, se supone ahora entonces que bajo este pacto y modalidad tenemos más facilidad de manifestar los atributos de Dios, o frutos del Espíritu Santo, pero se vuelve complicado porque seguimos mas conectados a nuestras necesidades de la carne, y no queremos cooperar con Dios, sino que estamos empeñados en seguir nuestras propias rutas que nos llevan a nuestros deseos, y no hay propósito de vida en eso.

Nuestra conexión con Dios debe ser permanente y constante, si no estamos perdidos; hoy hay creyentes independientes de Dios y desconectados de Él. El infierno le teme a alguien conectado a Dios, porque sabe que puede destruir sus obras, pero lo peor que nos puede pasar es perder importancia para el Cielo, porque es allí cuando perdemos nuestro propósito. Las cosas materiales solo tienen un impacto temporal, no tienen ningún impacto en el Cielo ni en lo eterno, hoy le hemos dado más importancia a lo natural y menos a lo espiritual, poco nos conectamos con Dios, o las conexiones que tenemos son efímeras, pasajeras y fugaces. Hay muchas formas de mantenerse conectado con Dios todos los días de nuestra vida, en cualquier lugar que nos encontremos. La conexión con Dios es más importante que la conexión con un teléfono móvil y con todas las cosas que tenemos o deseamos.

Hay dos cosas que nos conectan con Dios de forma muy poderosa: la línea espiritual y la línea de la sangre, y debemos tener una fe férrea por medio de la línea de la sangre. Dios ve a sus hijos por el vínculo de la sangre; cuando esa sangre nos limpia empezamos a tener una relación en la que no se puede introducir nadie más, porque es un vínculo de sangre. La sangre nos hace hijos de Dios, y es un lazo poderoso para conectarnos con el Padre. Aunque los padres vean a sus hijos exitosos o fracasados siguen siendo sus hijos, y van a hacer hasta lo imposible por empujarlos hacia adelante. Necesitamos tener una relación con Dios espontánea, personal y abierta, en la que no tengamos nada que esconderle, si lo hacemos de esa forma vamos a disfrutar de esa conexión con Dios.

Hebreos 11:3: “Por la fe comprendemos que el universo fue hecho por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía.”

El mundo espiritual en el cual debemos vivir y estar conectados con Dios, es más real que el físico. Todo lo que se ve viene de lo espiritual. Nuestra conexión de lo natural a lo espiritual viene por medio de la fe. Nuestra conexión con Dios es la única vía para poder tener victoria en el mundo espiritual; es muy importante la conexión permanente con Dios. La dimensión espiritual puede ser tan desarrollada que puede ser muy profunda y hacernos a acceder a cosas inimaginables. Nos hemos acostumbrado a una vida muy natural y común, y eso es lo que nos separa a un ser espiritual. Cuando estamos conectados con Dios nuestra vida es simple, pero poderosa, no está llena de ceremonias, sino de vida, pero para ello se requiere de un deseo profundo de estar con Dios. Debemos entender que la grandeza viene de la humildad, y la humildad está atada a un valor espiritual; mientras más conexión con Dios, la humildad va a ser más profunda. La vida cristiana es sencilla, nosotros somos quienes la hemos complicado, es la mejor vida que puede vivir una persona aquí en la tierra. La fe cristiana es sobrenatural, poderosa y eterna. Luego de que nos decidamos por esa conexión con Dios todo va a seguir igual, pero vamos a ir cambiando y viendo las cosas diferentes.