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Necesitamos al Espíritu Santo

Pastor Javier Bertucci, 21 de abril de 2024

El Espíritu Santo no permanece a tu lado por quien eres sino por la obra que hará contigo y por quien es Él.

“Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti” – Marcos 1:2 (RV1960).

“Y estuvo allí en el desierto cuarenta días, y era tentado por Satanás, y estaba con las fieras; y los ángeles le servían” – Marcos 1:13 (RV1960).

Jesús es nuestra garantía de vencer a satanás en nuestra propia condición humana, gracias al poder del Espíritu Santo.

“Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor” – Lucas 4:14 (RV1960).

Nadie puede sentirse solo porque el Espíritu Santo está contigo debido a la promesa de Jesús de no abandonarnos sino permanecer a nuestro lado hasta el fin del mundo.

“enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” – Mateo 28:20 (RV1960).

“Juana, mujer de Chuza intendente de Herodes, y Susana, y otras muchas que le servían de sus bienes” – Lucas 8:3 (RV1960).

Para todo necesitamos al Espíritu Santo, pues Él es la fuerza y garantía de la presencia de Dios en nuestras vidas en todo momento.

No es necesario pedir una habilidad especial en ti, sino anhelar la presencia del Espíritu Santo, porque esa es la representación de Jesús en ti.

“Mas ellos le obligaron a quedarse, diciendo: Quédate con nosotros, porque se hace tarde, y el día ya ha declinado. Entró, pues, a quedarse con ellos” – Lucas 24:29 (RV1960).

No podemos hacer nada para Dios sin el Espíritu Santo, porque Él es nuestro ayudador, que no se impone, sino que espera para ayudar, y al cual debemos tratar como una persona, porque Él es real.

“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra” – Génesis 1:26 (RV1960).

Nuestra identidad es sobrenatural, porque cuando se entiende que el Espíritu Santo es una persona y es tan real como tú y yo, comienza una relación intima con Él, de la cual no se puede resistir Su presencia.

“Ministrando estos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” – Hechos 13:2 (RV1960).

La presencia del Espíritu Santo es permanente sobre tu vida, y te conoce mejor que tu mismo, el cual te habla por medio de lo sobrenatural y es el canal directo con nuestro Padre, es quien cuida de ti aun en medio de tus sueños.

El Espíritu Santo es quien te revela lo que Dios tiene preparado y lo que quiere de ti, solo le necesitamos a Él.

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho” – Juan 14:26 (RV1960).

Solo el Espíritu Santo tiene la capacidad de dirigir al ser humano, porque Él habita en mí, Él nos conoce en su totalidad.

El Evangelio que vivimos no es místico, es práctico.

Antes de pedir dones, desarrollemos frutos por medio de una relación con Él, pues a través de ese tacto íntimo con el Espíritu de Dios también vienen los dones que Él mismo otorga.

“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” – Hechos 2:4 (RV1960).

“Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios” – Hechos 4:31 (RV1960).

Solo el Espíritu Santo produce una apasionada predicación sin limites que es capaz de producir cambios en el individuo al dar a conocer el sacrificio de Jesús.

El Espíritu Santo es el poder de la santidad, por tanto, no le da importancia al pecado para poder obrar sobre alguien, a Él no le importa tu condición sino la salvación de tu alma.

Mi convicción personal del sacrificio de Jesús produce cambios en mi para vivir en una relación para agradar al Señor, en la cual se toman decisiones inspiradas por el amor que Jesús ofrece.

Quien proclama la palabra de Dios, agrada a su Señor.

“Por tanto, así ha dicho Jehová Dios de los ejércitos: Porque dijeron esta palabra, he aquí yo pongo mis palabras en tu boca por fuego, y a este pueblo por leña, y los consumirá” – Jeremías 5:14 (RV1960).

Somos el fuego que aviva a una nación por medio del Espíritu Santo, el cual le gusta que lo anhelen.

“¿Qué padre de vosotros, si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿o si pescado, en lugar de pescado, le dará una serpiente?” – Lucas 11:11 (RV1960).

Deseemos intensamente al Espíritu Santo todo el tiempo, tanto como Él nos desea y nos ama, haciendo que por medio de Su poder nos dirija, nos dé identidad y nos da alta autoestima para aprender a valorarnos tal cual como eres.

Él es nuestra necesidad diaria, sin Él no somos nada.

“Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” – Juan 14:16 (RV1960).

“pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” – Hechos 1:8 (RV1960).

Nuestra victoria proviene de quien es Dios, y no de lo que nosotros vemos en nuestra condición humana.

Solo el Espíritu Santo estará contigo en todo momento, y sanará las heridas de tu corazón, llevándote con esperanza hacia un nuevo y mejor futuro dándote de sus fuerzas para avanzar cada día.

Todo lo que necesitamos lo podemos encontrar en nuestro compañero, fiel ayudador y amante de nuestra alma, el precioso Espíritu Santo de Dios.