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No dejes de adorar

Pastor Javier Bertucci

Domingo 16-05-2021

Juan 4:23: “Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren”.
Los adoradores son personas que no limitan su relación con Dios a un lugar o a un tiempo, porque la verdadera adoración es una vida, es decir, se vive para adorar. Tal vez, no podemos orar todo el día, pero sí podemos adorar de forma permanente al Señor.

Quien es adorador vive para ello, Pablo decía que: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20), él reconocía que su vida era para adorar. Dios busca adoradores incesantemente, pero no se trata de alguien que no deja de cantar, sino de una permanente conexión con Dios aún cuando podamos estar haciendo cualquier actividad.

Job 1:1-5: “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal. Y le nacieron siete hijos y tres hijas. Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales. E iban sus hijos y hacían banquetes en sus casas, cada uno en su día; y enviaban a llamar a sus tres hermanas para que comiesen y bebiesen con ellos. Y acontecía que habiendo pasado en turno los días del convite, Job enviaba y los santificaba, y se levantaba de mañana y ofrecía holocaustos conforme al número de todos ellos. Porque decía Job: Quizá habrán pecado mis hijos, y habrán blasfemado contra Dios en sus corazones. De esta manera hacía todos los días”.

Satanás odiaba a Job, y se debe a que este hombre adoraba a Dios todos los días, de la forma en que se hacía en el Antiguo Pacto, a tal punto llegaba el odio de satanás, que se presenta ante Dios para decirle que todo lo que Job tenía era por una sobreprotección de Él. Dios acepta que el diablo toque a Job, sin pemirtirle tocar su alma, porque Dios confía en sus adoradores. Lo primero que satanás ataca en Job es su adoración, en un momento le quitó todo, principalmente su adoración, la cual hacía quemando bueyes.

Satanás puede traernos problemas económicos, familiares o de salud, todo con la intención de quitarnos nuestra adoración, sin embargo, si lo resistimos y no le permitinos robar nuestra adoración, tendrá que huir de nosotros. Esas son las decisiones que toman personas que aprenden a vivir para adorar a Dios, que sin importar los problemas permanecen firmes, porque nada va a robar su adoración.

Marcos 5: 1-7: “Vinieron al otro lado del mar, a la región de los gadarenos. Y cuando salió él de la barca, en seguida vino a su encuentro, de los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada en los sepulcros, y nadie podía atarle, ni aun con cadenas. Porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, mas las cadenas habían sido hechas pedazos por él, y desmenuzados los grillos; y nadie le podía dominar. Y siempre, de día y de noche, andaba dando voces en los montes y en los sepulcros, e hiriéndose con piedras. Cuando vio, pues, a Jesús de lejos, corrió, y se arrodilló ante él. Y clamando a gran voz, dijo: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes”.

¿Qué nos impide adorar a Dios si estamos llenos del Espíritu Santo? Los únicos que pueden decidir vivir en adoración somos nosotros, el diablo no puede impedirlo, y Dios solo desea ver si vamos a resistir, es una decisión que tomamos nosotros.

Debemos adorar a Dios por todo, mantengámonos siempre en adoración y no en queja, porque esta trae contienda, y nunca será capaz de abrir los cielos; en cambio, la adoración puede cambiar el ambiente espiritual de cualquier lugar y traer alegría y paz. Todo es cuestión de una decisión y de una determinación.

Génesis 22: 2,7-8,10-12: “Y dijo: Toma ahora tu hijo, tu único, Isaac, a quien amas, y vete a tierra de Moriah, y ofrécelo allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré. Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos. Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo. Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único”.

La historia de Abraham y su hijo Isaac, es la de un hombre que no se negó a dar a su hijo en adoración a Dios. La fe de Abraham en el Dios que conocía era tan grande, que no limitó su adoración en una situación tan difícil, cómo fue la de dar a su único hijo; este acto trajo como consecuencia que Dios no le negara su hijo a la humanidad.

Abraham permaneció firme en su adoración, aún cuando atravesaba por el momento más duro de su vida, y dice la Biblia que después de que Dios le habla a Abraham diciéndole que ahora sabía que le temía, apareció un carnero enredado en los arbustos (Génesis 22:12-13). Dios hizo un milagro mientras Abraham no negaba su adoración.