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No es qué tienes, sino a quien tienes

Pastor Francisco Barrios

Domingo 22- 05-2022

 

 

Mateo 2:13-21: “Después que partieron ellos, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José y dijo: Levántate y toma al niño y a su madre, y huye a Egipto, y permanece allá hasta que yo te diga; porque acontecerá que Herodes buscará al niño para matarlo. Y él, despertando, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto, y estuvo allá hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta, cuando dijo: De Egipto llamé a mi Hijo. Herodes entonces, cuando se vio burlado por los magos, se enojó mucho, y mandó matar a todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al tiempo que había inquirido de los magos. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Voz fue oída en Ramá, Grande lamentación, lloro y gemido; Raquel que llora a sus hijos, Y no quiso ser consolada, porque perecieron. Pero después de muerto Herodes, he aquí un ángel del Señor apareció en sueños a José en Egipto, diciendo: Levántate, toma al niño y a su madre, y vete a tierra de Israel, porque han muerto los que procuraban la muerte del niño. Entonces él se levantó, y tomó al niño y a su madre, y vino a tierra de Israel”.

Muchas veces Dios provee su protección a nuestras vidas no eliminando el peligro que pueda haber alrededor, de esta forma se hace más visible su poder; además, esto genera fe y carácter a quién pasa por ese momento. La protección de Dios no se trata de un lugar ni de nuestras capacidades, se trata de Dios, si Él está con nosotros, quien contra nosotros (Romanos 8:31). Muchas veces lo bueno se vuelve peligroso, porque nos hace mantenernos en una zona de confort que nos detiene de alcanzar lo mejor. El lugar más seguro en el que podemos estar es con Dios. Recordemos que la seguridad no es un lugar, es una persona, es Dios.

Génesis 39: 1-4: “Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá. Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio. Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano. Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía”.

El éxito llega como resultado del Dios al que tenemos; muchas personas basan su éxito en los méritos y esfuerzos, pero en Dios se trata de quien tiene su gracia. José era un esclavo, pero Dios estaba con Él, y lo llamaba próspero, bendecido y con futuro, porque no se trata de quien somos y que tenemos, sino con quien vamos y a quien tenemos, esa es la clave del éxito en todas las áreas de nuestra vida. Era tan evidente la presencia de Dios en José, que un idolatra, que era su amo, lo notó debido a las cosas sobrenaturales que estaban pasando con él.

En nuestras vidas van a empezar a suceder cosas sobrenaturales que van a hacerle ver a todos a nuestro alrededor que Dios está con nosotros; de esa enfermedad seremos sanos para Jesús mostrar su poder y su gloria. Dejemos de correr tras objetos y cosas para empezar a correr tras Jesús. En el mundo se mira lo que se posee, en la capacidad propia, mientras Dios en quien tenemos y en lo que Jesús ha hecho; necesitamos dejar de vernos a nosotros para mirarlo a Él.

Tal vez, hoy podamos estar en medio de una crisis, problema o dificultad, preguntándonos qué hacer para salir de aquella situación, pero debemos de dejar de mirarnos nosotros y empezar a mirar a Dios.