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“Ora con fe pese a la circunstancia”

(Martes 08-09-2020)

Pastor Francisco Barrios

Todos enfrentamos circunstancias difíciles las cuales cobran voces propias, por ejemplo, si estamos en un momento de enfermedad, la adversidad nos dice: “no te sanarás”, si nacimos en medio de pobreza, que vamos a morir en esa condición, si atravesamos por un problema familiar, que no se podrá solucionar, pero Dios tiene mucho qué decirnos cuando las circunstancias comienzan a hablarnos, así que no podemos enfocarnos en escuchar esas voces, debido a que ellas intentan apartarnos de nuestro destino, de lo que Dios tiene para nosotros. Los problemas están en lo natural, pero Dios opera en lo sobrenatural, y Él puede abrir la puerta que nadie ha podido abrir; cada vez que escuchemos la voz de nuestras circunstancias, la fe se debilitará, así que no nos enfoquemos en los problemas, sino en lo que Dios está diciendo, porque si creemos en Dios, estaremos firmes, y Él nos levantará de cualquier circunstancia.

Aún cuando estamos orando y creyendo por nuestro milagro, las circunstancias nos van a hablar. Los médicos van a decir lo que saben, pero nosotros vamos a decir lo que creemos, así que, no oramos las circunstancias, sino las promesas de Dios, lo que estamos creyendo; nuestra fe no niega la realidad, pero sí la cambia. Cuando oramos la Palabra, dejamos de oír las voces de las circunstancias que siempre intentan debilitar nuestra fe, como creyentes, necesitamos enfocarnos en las promesas de Dios. No podemos orar por lo sobrenatural, escuchando las voces de lo natural, para orar, debemos callar las voces de nuestra mente que nos dicen que es imposible, porque, aunque naturalmente sea imposible, la voz de Dios está por encima de lo natural, y Él puede vencer toda circunstancia.

Santiago 1:2-5:Hermanos míos, gozaos profundamente cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Pero tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna. Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada”.

Cuando leemos las promesas de Dios en la Palabra, aumenta nuestra fe, y cuando estamos cimentados en la fe, no nos mueven las tempestades ni los problemas; fe es Palabra en el corazón. Construyamos una montaña de promesas de Dios en el área de nuestras vidas en la que tengamos necesidad, y oremos en base a esas promesas, ¡creámoslas! Muchas veces las circunstancias nos dicen que no merecemos recibir un milagro, debido le hemos fallado a Dios, y esas palabras vienen para disminuir y dañar nuestra fe, pero la Biblia nos enseña a que confiemos en nuestro Dios, quien es un Dios de misericordia, de gracia y de favor, los cuales son favores inmerecidos. En cuanto al favor y la gracia, no somos un peso ligero, sino un peso pesado; Dios nos  ha provisto un camino cuando sintamos que ya no podamos más, se llama favor y gracia.

Salmo 103:4: “El que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias”.

 Salmo 30:5: “Porque por un momento será su ira, pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro y a la mañana vendrá la alegría.

 Salmo 5:12: “Tú, Jehová, bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor.

No importa si merecemos o no nuestro milagro, Dios lo va a hacer porque Él es misericordioso, así que pongamos nuestra fe en la misericordia de Dios, porque Él va a responder nuestra petición. Quizás estamos cargados de problemas, de enfermedades, de circunstancias y de voces que nos hablan para debilitar nuestra fe, pero Dios ha provisto una salida, se llama su favor y gracia sobre nuestra vida para sacarnos del lugar en el que podamos estar.

María, la madre de Jesús, era una mujer sencilla, ama de casa, tenía dificultades como todos, no era adinerada, sino de un lugar muy pobre, no tenía una gran educación, ni era la mejor para ser la madre de Jesús, era una persona común y corriente, y de repente se le aparece un ángel y le dice: “Salve, muy favorecida” (Lucas 1: 28), es decir, has alcanzado el favor y la gracia de Dios; hoy el Padre nos dice que también somos muy favorecidos, que también hemos alcanzado su favor y gracia. ¡Dios es más grande que nuestro pasado o circunstancia!

Lucas 2: 41-45: “Y aconteció que cuando oyó Elisabet la salutación de María, la criatura saltó en su vientre, y Elisabet, llena del Espíritu Santo, exclamó a gran voz: –Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a mí?, porque tan pronto como llegó la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor.

Todas las promesas de Dios se van a cumplir si creemos que el favor y la gracia de Dios están sobre nuestras vidas. Si estamos enfermos, Dios ha dicho que va a quitar de nosotros toda enfermedad, dice la Biblia que por sus heridas nosotros hemos sido curados (1 Pedro 2:24), que Dios nos enviará sanidad y abundancia de medicina (Jeremías 33:6), y que para el que cree, todo le es posible (Marcos 9:23), ¡Creamos todo lo que Dios nos ha dicho en su Palabra!