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Oración en la debilidad

Pastor Francisco Barrios

Martes 08-06-2021

Cuando enfrentamos problemas, nos desanimamos y dejamos de buscar a Dios en oración, pero los cristianos no debemos dejar que las emociones nos guien, nuestro motor debe ser siempre la fe. En las Escrituras leemos que Salomón construyó un templo para Dios, y que le hizo siete peticiones, pero ahora, en el Nuevo Pacto, conocemos que nosotros somos el templo de Dios y que las promesas se aplican a nuestras vidas.

2 Crónicas 6:19-21: “Mas tú mirarás a la oración de tu siervo, y a su ruego, oh Jehová Dios mío, para oír el clamor y la oración con que tu siervo ora delante de ti. Que tus ojos estén abiertos sobre esta casa de día y de noche, sobre el lugar del cual dijiste: Mi nombre estará allí; que oigas la oración con que tu siervo ora en este lugar. Asimismo, que oigas el ruego de tu siervo, y de tu pueblo Israel, cuando en este lugar hicieren oración, que tú oirás desde los cielos, desde el lugar de tu morada; que oigas y perdones”.

La primera petición que hizo Salomón fue, que siempre que se ore en el templo, Dios ponga una especial atención, que preste su oído para escuchar el ruego y las peticiones de su pueblo.

2 Crónicas 6:22-24: “Si alguno pecare contra su prójimo, y se le exigiere juramento, y viniere a jurar ante tu altar en esta casa, tú oirás desde los cielos, y actuarás, y juzgarás a tus siervos, dando la paga al impío, haciendo recaer su proceder sobre su cabeza, y justificando al justo al darle conforme a su justicia Si tu pueblo Israel fuere derrotado delante del enemigo por haber prevaricado contra ti, y se convirtiere, y confesare tu nombre, y rogare delante de ti en esta casa, tú oirás desde los cielos, y perdonarás el pecado de tu pueblo Israel, y les harás volver a la tierra que diste a ellos y a sus padres”.

Salomón le pide a Dios justicia para todos aquellos que claman a Él, y que son robados, engañados y lastimados.

La tercera petición es que, si su pueblo es atacado y lo derrotan sus enemigos, sea por sus fallas o errores, si se arrepienten, les permita ser librados del fracaso. El rey pedía que su pueblo fuese libre del fracaso, que Dios siempre lo favoreciera.

2 Crónicas 6:26-27: “Si los cielos se cerraren y no hubiere lluvias, por haber pecado contra ti, si oraren a ti hacia este lugar, y confesaren tu nombre, y se convirtieren de sus pecados, cuando los afligieres tú los oirás en los cielos, y perdonarás el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel, y les enseñarás el buen camino para que anden en él, y darás lluvia sobre tu tierra, que diste por heredad a tu pueblo. Si hubiere hambre en la tierra, o si hubiere pestilencia, si hubiere tizoncillo o añublo, langosta o pulgón; o si los sitiaren sus enemigos en la tierra en donde moren; cualquiera plaga o enfermedad que sea; toda oración y todo ruego que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel, cualquiera que conociere su llaga y su dolor en su corazón, si extendiere sus manos hacia esta casa”.

La cuarta y quinta petición que hizo a Dios, es que en temporadas de hambre o enfermedad en la Tierra, Dios abra los cielos para aquellos que le buscan, y les provea comida y finanzas, además, que sane y libre de cualquier enfermedad a su pueblo. Que no permita que ellos se enfermen o sufran.

2 Crónicas 6:32-36: “Y también al extranjero que no fuere de tu pueblo Israel, que hubiere venido de lejanas tierras a causa de tu gran nombre y de tu mano poderosa, y de tu brazo extendido, si viniere y orare hacia esta casa. Si pecaren contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojares contra ellos, y los entregares delante de sus enemigos, para que los que los tomaren los lleven cautivos a tierra de enemigos, lejos o cerca”.

El rey Salomón pedía que todos, a pesar de no ser cristianos, puedan ser oídos cuando oran, así como los creyentes son oídos por ser hijos de Dios. Y la séptima petición, es que todos los que han tenido que huir y correr de su nación, puedan volver en paz a su hogar.

Luego, observamos cómo todas las peticiones que hizo Salomón fueron respondidas, prometiendo Dios que siempre nos va a oír.

2 Crónicas 7: 11-14: “Terminó, pues, Salomón la casa de Jehová, y la casa del rey; y todo lo que Salomón se propuso hacer en la casa de Jehová, y en su propia casa, fue prosperado. Y apareció Jehová a Salomón de noche, y le dijo: Yo he oído tu oración, y he elegido para mí este lugar por casa de sacrificio. Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

Dios prometió que siempre que oremos, Él nos va a escuchar, debido a que hizo un pacto con su pueblo; así que, siempre que estemos desanimados corramos a clamar, porque Dios tiene un pacto y va a abrir los cielos sobre nosotros para sanarnos, hacernos justicia y bendecirnos. Tenemos que apelar a ese pacto que hicimos con Dios, correr y mantenernos en oración, recordemos que Él no es hijo de hombre para arrepentirse, si Él lo prometió, lo va cumplir.