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Orando por un milagro financiero

(Martes 28-07-2020)
Pastor Francisco Barrios

Muchas veces, en el imaginario cristiano hay un rechazo al orar por un milagro financiero, porque lo vemos como un tema no tan espiritual, y es un error pensar de esta manera. La Biblia es también un libro de educación financiera, tiene mucho que decirnos sobre el dinero. Cuando Dios quiere sacar mentiras y falsas percepciones de nuestra mente, viene con su Palabra, la cual trae fe para que podamos conquistar nuestro milagro.

El 90% de la población mundial carece de conocimientos acerca de la educación financiera; en las universidades se enseña a los hombres a manejar el dinero de otros, pero no el propio, es por ello que hay mucha ignorancia en el mundo sobre la educación financiera.

Quien tiene revelación de lo que la Palabra de Dios enseña sobre las finanzas, conoce que no trabajamos para las finanzas, sino que el dinero trabaja para nosotros; tampoco pide a Dios dinero, sino su bendición para conquistarlo.

Deuteronomio 8:18: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”

Dios le habló al pueblo de Israel sobre dos aspectos importantes: el área natural y la espiritual; Dios no nos va a regalar el dinero, nosotros debemos alcanzarlo por medio del trabajo. Muchos piensan que el trabajo es algo malo, que viene como consecuencia del pecado, pero el trabajo es una bendición, fue dado a Adán antes de que pecara, al Dios decirle que labrara y cuidará el huerto (Génesis 1:28). El trabajo es la forma por medio de la cual se pueden hacer riquezas. En el ámbito natural, debemos trabajar, pero en el espiritual, tener en cuenta a Dios.

La bendición de Dios nos da un poder sobrenatural para alcanzar el éxito, así que, si queremos prosperar, debemos entrar en dos dimensiones, en la espiritual para obtener la bendición de Dios, y en la natural para entender que el trabajo es la manera que Dios creó para nosotros hacer las riquezas. Si no accionamos con nuestras manos, no vamos a prosperar, podremos orar y ayunar mucho, pero si no somos diligentes, vamos a vivir una vida en pobreza.

2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.”

Salmo 37:25: “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan.”

Salmo 23:1: “Jehová es mi pastor; nada me faltará.”

Dios quiere que vivamos una vida abundante, pero para ello debemos orar con fe, porque cuando lo hacemos, el milagro viene a las puertas; y la fe viene por el oír la Palabra (Romanos 10:17). El milagro llega cuando oramos con fe, pero lo primero que va a traer Dios a nuestras vidas es una Palabra, la cual desplazará la mentira, y establecerá la verdad y la fe, y esa fe traerá el milagro. Lo segundo que sucede cuando la Palabra de Dios viene a nuestro corazón, es que llega un espíritu de oración; y lo tercero que viene, es la acción, porque la fe sin obras es muerta en sí misma (Santiago 2:20); dedicar tiempo a la oración, es también un acto de fe.

Podemos florecer en medio del desierto, porque tenemos promesas que no dependen de la economía de este mundo, ni de la política, estamos sujetos a las leyes del Cielo. La fe y la oración desatan el poder sobrenatural de Dios, abre puertas que estaban cerradas, y montañas que no habíamos podido conquistar, las conquistaremos, gracias a esa bendición de Dios.

Adán vivía en el Edén, en un paraíso, y Dios le envió su bendición, y si ellos la necesitaron estando en ese lugar, cuánto más nosotros. Es muy importante la bendición de Dios para prosperar y para avanzar, y esa bendición viene por medio de la obediencia a Su Palabra.

Cuando oremos por nuestro milagro, busquemos todos los versos que apuntalen nuestra fe en el área que estamos necesitando nuestro milagro. Con Dios podemos sustituir la queja por una palabra de vida, así como también sacar de nuestras vidas el negativismo y victimismo. Oremos por un milagro financiero, pero hagámoslo con fe, y la fe viene por la Palabra, así que no dejemos de oír la Palabra, cerremos nuestros oídos al negativismo, y alimentemos nuestra fe.

Cuando oremos con fe, seremos movidos a una acción, la que nos va a llevar a ejecutar algún sueño, y a empezar una confesión en nuestros labios acerca de lo que viene. Cuando empezamos a orar con fe, vamos a ver lo que Dios ve, y a apuntalar nuestra fe hacia ello.

Dios nos bendice es para que salgamos a hacer las riquezas. Quien tiene una concepción equivocada del trabajo, va a ir directamente a la pobreza, pero cuando trabajamos en la dimensión espiritual y natural, vamos a prosperar. Dios quiere bendecirnos en medio de las peores circunstancias. Oremos por el área financiera, porque Dios quiere bendecirnos en todas lás áreas de nuestra vida.