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Orando por una nueva temporada

(Martes 12-01-2021)

Pastor Francisco Barrios

Dejemos el pasado, los fracasos, la mentalidad de derrota, y todo lo malo que nos pudo haber acontecido el año pasado atrás, no lo traigamos al presente, porque no nos tiene que acontecer lo mismo. Si podemos discernir los tiempos de Dios, oremos por ellos, porque hay un cambio de temporada que nos fue profetizado, y que al orar, podemos percibirlo en el mundo espiritual. No podemos esperar que las cosas en lo natural cambien para creerlo, necesitamos accionar para empezar a ver, porque Dios hace cuando nosotros damos el primer paso, porque la fe sin obras es muerta en sí misma (Santiago 2:14). En el mundo espiritual hay un mover de Dios para una nueva temporada para nuestras vidas, hogares, finanzas, ministerio, y en todos los aspectos. Necesitamos orar no por lo que estamos viendo, sino por lo que estamos creyendo.

Mateo 16:1-3: “Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles.Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto del cielo, mas las señales de los tiempos no podéis.”

El peor enemigo de la Iglesia y de la voluntad de Dios no son los políticos, no fue la política quien mató a Jesús, fue la religión. Las temporadas, antes de iniciar tienen señales; así como acontece en la naturaleza, acontece también en lo espiritual, Dios manda señales para decirnos que viene un cambio sobre nuestras vidas, país y familia.

El primer motivo por el cual la Iglesia no ve el cambio de temporada, es porque tiene sus ojos puestos en lo que pasó ayer, viviendo del pasado, y no creyendo lo que Dios quiere y puede hacer; dice la Palabra en Mateo 9:17: “Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, el vino se derrama y los odres se pierden; pero echa el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”. Jesús estaba diciendo que debemos renovar nuestra mente, fe y corazón, porque hay un cambio de tiempo.

Filipenses 3:13-14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”.

Dios tiene algo nuevo para nosotros, así que hay que dejar el pasado atrás. Hay gente que no pueden ver lo nuevo de Dios porque están llenos de odio, y quieren entrar a una nueva temporada llenos de cosas del pasado.

La segunda razón por la cual la gente no ve la nueva temporada, es porque no oran, quien ora puede ver los tiempos y las sazones que el Padre puso en su voluntad (Hechos 1:7).

Daniel 2: 20-22: “Y Daniel habló y dijo: Sea bendito el nombre de Dios de siglos en siglos, porque suyos son el poder y la sabiduría. El muda los tiempos y las edades; quita reyes, y pone reyes; da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos. El revela lo profundo y lo escondido; conoce lo que está en tinieblas, y con él mora la luz”.

Los tiempos no los cambia el gobierno, ni tampoco otros países, los cambia Dios. El puede cambiar el fracaso financiero, matrimonial y ministerial, porque Él es quien muda los tiempos y las edades. Depende de nosotros que creamos que viene un cambio de temporada para que lo podamos vivir.

Daniel 4:4: “Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio”.

Aunque para Nabucodonosor naturalmente todo estaba bien, espiritualmente no era así, salió de la temporada buena para entrar en el proceso. La Iglesia en Venezuela tuvo su momento de grandes conquistas, luego fue introducida en un duro proceso, pero Dios ha anunciado un cambio de temporada. El pueblo de Dios fue metido en el agua y en el fuego para ver cuántos resistían y estaban dispuestos a servirle cuando todas las circunstancias eran adversas y contrarias.

Satanás acusó a Job ante Dios diciéndole que le servía por lo que tenía y le daba (Job 1:8-11), y fue allí cuando Dios le dijo que podía tocarle todo, menos su vida (Job 1:12), y por ello Job entra en una temporada difícil, pero demostró que alababa a Dios no por lo que recibía de Él, sino por lo que era (Job 1:20-21). No discernimos un cambio de temporada con nuestros ojos naturales, sino con los espirituales.

Daniel 4: 6,8, 17: “Por esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación del sueño. Hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo: La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres”.

Los cambios de temporada no los va a ver un brujo, ni lo discerniremos con el hombre de afuera ni con el intelecto, sino con el hombre interior, es decir, espiritualmente.

Daniel 9:1-3: “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años. Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”.

Es poderoso el ayuno y la oración para discernir cambios de temporada. Daniel observó que Israel llevaba 70 años de una mala temporada, pero él no se adaptó a esa temporada, anhelaba y buscaba lo nuevo, y por eso pudo discernir que venía un cambio para aquel pueblo, el cual iba a salir de ese ciclo para entrar a lo nuevo de Dios. Daniel entró a una nueva temporada viendo lo nuevo de Dios, y lo observó porque oraba. No importa cuántos años llevemos en la temporada actual, importa lo que Dios está diciendo para el nuevo tiempo que se avecina; y cuando lo vemos, oramos y ayunamos.

No podemos mirar lo nuevo viendo hacia atrás, no podemos ir a la Iglesia pensando que todo seguirá igual, debemos empezar este nuevo año con fe y esperanza. Daniel, aunque vivió 70 años en una temporada, tuvo discernimiento de cuándo venía algo nuevo.

Hoy anunciamos proféticamente que viene algo mejor este año para nuestras vidas, se aproxima una nueva temporada, y debemos orar por ello, dejar atrás el pasado, y empezar a ver lo que Dios va a hacer. ¡Actuemos en base a lo que estamos orando! No vivamos de las temporadas pasadas, porque lo que Dios va a hacer es nuevo y glorioso. ¡Preparémonos para crecer! Dios puede arreglar en un día lo que no se pudo hacer en 70 años. ¡Oremos por un cambio de temporada!