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Pescadores de hombres

Pastora Rebeca de Bertucci

Martes 14-06-2022

 

Mateo 4:19: “Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.”

Lucas 5:5-10: “Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red. Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía. Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que habían hecho, el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, y asimismo de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Pero Jesús dijo a Simón: No temas; desde ahora serás pescador de hombres.”

En los momentos en que vivimos mayor aflicción es cuando podemos tener mayores revelaciones de Dios. El día que Pedro fue llamado a ser un discípulo, se encontraba recogiendo su red, porque no había tenido éxito en toda la noche de pesca. A pesar de esto, Jesús lo mandó a lanzar la red otra vez, y él en obediencia, lo hizo. Hay momentos en el camino hacia tu milagro, que piensas que ya lo hiciste todo, que ya diste todas tus fuerzas. En esos momentos, debemos aferrarnos a lo que Dios nos dice.

Jesús no ignoraba que Pedro estaba cansado y frustrado por no haber pescado nada, pero Él estaba probando su fe y su actitud ante las circunstancias. Actuemos con fe, y veremos grandes resultados; no importa cuantas veces los hayas intentado, o cuanto tiempo tengas orando por algo, acciona con esperanza y fe. A nosotros nos toca creer, y a Dios hacer. En la espera vamos a caminar, actuar y orar, hasta tener el milagro en las manos.

El Espíritu Santo nos ayudará para mantenernos en confianza, y así alcanzar las victorias en fe; aunque, su propósito no es solamente tengamos triunfos personales, Él desea que seamos pescadores de hombres; que salgamos al mundo, y prediquemos a Jesús con nuestra boca y ejemplo. Mostremos a Jesús con nuestras acciones de misericordia, amor y ternura.

Dios nos mandó a llevar el Evangelio de salvación, a lanzar la red al mar y sacar a todos, sin ninguna distinción. Como cristianos no podemos hacer acepción de personas, nuestro único trabajo es hablar de Dios a todos los que podamos. Debemos enfocarnos en traer a la gente con amor, y Jesús sanará sus heridas y limpiará sus almas. Como pescadores de hombres, solo debemos llevar a todas las personas hacia Jesús.