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¡Pide cosas grandes!
Pastor Fredy Loaiza
Martes 01-02-2022
Debemos empezar a pedir cosas grandes, porque tenemos un Dios que es bueno y puede darnos la victoria. No pensemos que nuestras finanzas están ancladas a la economía de un país, porque ellas dependen únicamente de Dios, todo en nuestra vida depende solamente de Dios y por eso no nos limitemos para pedir cosas grandes, milagros de restauración, el regreso de familiares o grandes sanidades; Dios se complace cuando le pedimos cosas grandes, porque nacen de un corazón que cree que su bondad es inmensamente gigante y tiene su confianza puesta en Él, no en sí mismo.
Vamos a plantearnos la meta de pedir cosas que no merezcamos, para que no sean los méritos, sino la bendita gracia de Dios la exaltada, para eso no podemos llegar al lugar de comunión y esperar una respuesta equivalente a nuestro nivel moral, las respuestas de Dios a nuestras oraciones están sujetas a su naturaleza de amor. Este año pidamos en oración lo que tanto hemos soñado, sin limitaciones emocionales o complejos, porque Dios nos dará independientemente de si somos merecedores o no.
En la parábola del hijo (Lucas 15:11-32) prodigo lo que Jesús quería resaltar era el carácter bueno del padre, todos sabemos que el hijo menor se fue y despilfarro todo, pero el heredero no disfrutó ni un cordero, porque su servicio, fidelidad y amor hacia el padre estaba basado en intentar ganar algo, no por agradecimiento, y al final el padre bueno le hizo saber que todo lo que él tenía ya le pertenecía por ser su hijo. Si llenamos la oración de los méritos que poseemos para merecer algo, entonces nos limitamos a recibir únicamente lo que merecemos, pero si oramos confiando en la bondad del padre con nosotros recibiremos todo lo que es de Él, porque ya somos sus hijos.
1 Crónicas 4:10: “E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió”.
La opresión que hay en el país y en el mundo por la economía y la pandemia no afectan al Reino de los cielos, esto no ha cambiado la voluntad del Padre de bendecirnos. En Crónicas vemos la historia de Jabes, un hombre que tenía por nombre la palabra “dolor”, que no llenaba los estándares de la justicia divina, pero era un hombre que se acordó de las maravillas que había hecho Jehová con su pueblo y pensaba que, si su Dios hizo grandes milagros, también los podría hacer con él.
Jabes nos enseña que pedirle a Dios por bendición no es una oración egoísta porque poseemos un Dios grande, capaz de hacer milagros inimaginables a favor de nosotros. Dios le otorga a Jabes las bendiciones que él pidió sin exigir nada, porque su fe estaba en la grandeza de Dios y no en él; si pedimos cosas grandes debemos tener fe en Dios, no en la economía del país o en nuestra propia fuerza.
Las cosas grandes vienen a nuestra vida por lo que es Dios y porque Él así lo dispuso, no por meritocracia. Como Iglesia debemos tener una buena opinión de Dios, de que Él es compasivo, está dispuesto a respondernos y nos ama; Dios no castigó a Venezuela como muchos creen, Él desea levantarla, restaurarla y enriquecerla, Él tiene especial cuidado de ella.
No tomemos la actitud del hermano mayor del hijo pródigo, de pensar que debemos ser merecedores de la bendición de Dios, al contario, como el hijo prodigo tengamos una buena imagen del padre, que Él va compartir con nosotros su herencia. Jesús no va a dejarnos en vergüenza, si tenemos una buena opinión del Padre, las cosas van a suceder a un fuera de nuestras capacidades o del tiempo; cambienos nuestra opinión del Padre y empecemos a orar y a servir desde la gratitud de que recibiremos cosas grandes que no merecemos, todo por su bondad hacia nuestras vidas.