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Por el trono

Pastor Francisco Barrios

Viernes 17-09-2021

Hoy en día hay fe para sanidades y milagros, pero no la hay para gobernar, sojuzgar y dominar, y se debe a que la fe de Reino es la más atacada. Satanás atenta contra todo lo que tiene que ver con el Reino de Dios.

Cuando carecemos de la fe de Reino, nos falta lo único que puede hacer que Dios actúe para disminuir los niveles de maldad, desigualdad social, pobreza e injusticia.

Mateo 13:44: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo”.

Vivimos en un mundo desigual, que en plena era del conocimiento, existe mayor desinformación sobre el Reino. La Biblia compara al Reino de los cielos como un tesoro escondido que solo será descubierto por aquellos que persistan en su búsqueda; esto quiere decir, que si no buscamos Reino, no lo vamos a encontrar, por eso el diablo intenta evitar que conozcamos las maravillas del él.

Génesis 1:28: “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra”.

Actualmente las Iglesias solo están interesadas en las añadiduras del Reino, y no en el tesoro que representa él. Como humanos, somos limitados, creemos que por no ver algo, no existe, sin embargo, a Dios le ha placido darnos el conocimiento de su Reino. Cuando Dios creó todo, solo a nosotros nos hizo conforme a su imagen y semejanza (Génesis 1:26), es decir, que estamos genéticamente hechos para parecernos a Dios física y espiritualmente. Nosotros somos composición de Dios, y cuando Él nos creó, nos dio un propósito, nos mandó a gobernar y señorear la tierra.

Fuimos creados para traer el Reino de los cielos, para gobernar, regir y dominar. Cuando Adán pecó, perdimos la autoridad de Reino, pero el día que Jesús se sacrifica en la cruz, nos devuelve dicha autoridad, por eso se le llama el postrer Adán. Isaías profetiza sobre Jesús mucho antes de su nacimiento, su profecía habla sobre que Jesús vendría a gobernar (Isaías 9:6-7).

La Tierra necesita el Reino de Dios, esto fue lo primero que Jesús enseñó cuando le mostró a sus discípulos a cómo orar (Mateo 6:9). Quien tiene Reino pide que el Cielo venga a la Tierra, porque sabe que solo los humanos pueden hacerlo. El diablo intenta hacernos creer que nosotros no pertenecemos a esta tierra, que fue creada para él, y realmente Dios nos mandó aquí para establecer su Reino.

Génesis 5:13: “Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres”.

Como hijos de Dios tenemos la autoridad de sacar todas las legiones de demonios que quieran habitar en la Tierra, Jesús dijo que aquellos que tienen Reino son la sal de la Tierra. La sal se usaba anteriormente para conservar la comida, esto quiere decir, que si somos sal, estamos llamados a preservar el Reino de Dios. Si no somos sal, la Tierra será destruida por la injusticia, la muerte, la extensión de las especies, la contaminación de los mares y la desigualdad.

Debe levantarse una generación que sea sal, que cuide y proteja la Tierra, que traiga el Reino de Dios. Jesús nos llamó luz del mundo (Mateo 5:14), tenemos que empezar a conocer que nos pertenece, que tenemos derecho a una herencia, somos el conocimiento que se necesita para alcanzar los lugares de influencia. Cuando la Tierra es gobernada por los hijos de Dios que tienen Reino, entonces empieza a componerse.