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Preparándonos para lo que viene

(Domingo 03-05-2020)
Pastor Francisco Barrios

Lo que hoy está aconteciendo en el mundo no es para que acumulemos conocimientos o tengamos miedo, la intención del Espíritu Santo es que nos preparemos para lo que viene. En el libro de Mateo, específicamente en el capítulo 24, los discípulos le hicieron una pregunta a Jesús acerca del fin de los tiempos, y el Señor les habló de las señales que precederían al fin, e hizo referencia a que vendrían pestes, guerras, naciones contra naciones se levantarían, terremotos, una serie de acontecimientos como los que hoy se están viviendo en el mundo. Lo que hoy acontece son señales que están escritas en la Biblia, pero también nos aclara la Escritura que ellas son principio de dolores, Jesús no dijo que era el fin.

Cuando Jesús habló del fin, hizo mención a que su Evangelio sería predicado en todas las naciones de la Tierra, y es entonces cuando vendría el fin. La segunda venida de Jesús a la Tierra no está asociada con acontecimientos trágicos, sino a un despertar de la Iglesia, a un avivamiento mundial, sobre todo en el área de evangelismo. Al leer Mateo capítulo 24 no debemos sentir miedo, sino esperanza, porque Jesús está diciendo que en medio del caos habrá un gran avivamiento de la Iglesia de Jesús; viene un gran despertar y avivamiento de la Iglesia que va a hacer que Jesús regrese por segunda vez, y lo que Dios quiere que hagamos, es que nos preparemos para su venida, así como aquellas vírgenes con sus lámparas encendidas.

Mateo 25: 1-13: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que, tomando sus lámparas, salieron a recibir al novio. Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. Las insensatas, tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; pero las prudentes tomaron aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron. Y a la medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí viene el novio, salid a recibirlo!” Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Y las insensatas dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Pero las prudentes respondieron diciendo: “Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas”. Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!”. Pero él, respondiendo, dijo: “De cierto os digo que no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.”

Jesús compara su venida con una boda, y a las diez vírgenes con su Iglesia. Algo interesante de esta parábola es que el esposo llega a la media noche, el momento en el que hay mayor oscuridad y tinieblas. Hoy el mundo está llegando a la media noche, al momento de mayor oscuridad, y no es para tener miedo, sino para llenarnos de esperanza, porque las tinieblas son una oportunidad para brillar. No nos preocupemos si viene un tiempo oscuro sobre el mundo, porque la Iglesia tiene la capacidad de ser luz a las naciones, y sal de la Tierra (Mateo 5:13-14), así que estamos confiados de que Jesús es la luz en nuestros corazones.

Mateo 25: 5: “Como el novio tardaba, cabecearon todas y se durmieron.”

Hay un posible adormecimiento de la Iglesia, un posible sueño profundo de ella, y una Iglesia dormida está ciega, tiene sus sentidos apagados, y se vuelve fría y apática, así que hay un gran peligro en este adormecimiento, porque pasa a ser superficial. La generación actual está tan entretenida en lo irrelevante, simplemente porque esto produce mayor placer, y poco conoce el valor del trabajo y del sacrificio, aun la salvación que la Iglesia ostenta y predica costó un sacrificio; el símbolo de la cristiandad no es un juego de video, es una cruz, lo que significa sacrificio. Una Iglesia superficial es solo demandante, y no ofertante, así que hay un gran peligro en una Iglesia dormida o entretenida en cosas que producen mayor placer.

Ahora mismo tenemos tiempo suficiente para cultivar una buena relación con nuestro Creador, para dedicarlo a la oración, a la lectura de la Palabra, y para servir, ante Dios no tendremos excusas. La única forma para vencer todos los entretenimientos que se nos presentan es pidiéndole la ayuda al Espíritu Santo, orando, leyendo la Palabra y sirviendo, aunque no nos provoque; debemos disciplinarnos para hacer lo relevante por encima de lo irrelevante. Tengamos cuidado de en qué estamos invirtiendo nuestro tiempo, hay que tener cuidado de estar haciendo lo que nos causa placer, en vez de estar haciendo lo que le causa alegría al Cielo.

Mateo 25:6: “Y a la medianoche se oyó un clamor: “¡Aquí viene el novio, salid a recibirlo!”

Así como la parábola de Mateo 25 anuncia un adormecimiento, también anuncia un despertar. Este próximo despertar tiene que ver con despertar a alguien no a algo, un despertar centrado en la venida de nuestro Señor Jesús, para que la Iglesia predique el Evangelio como nunca antes.

Mateo 25: 8-13: “Y las insensatas dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Pero las prudentes respondieron diciendo: “Para que no nos falte a nosotras y a vosotras, id más bien a los que venden y comprad para vosotras mismas”. Pero mientras ellas iban a comprar, llegó el novio; y las que estaban preparadas entraron con él a la boda, y se cerró la puerta. Después llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “¡Señor, señor, ábrenos!”. Pero él, respondiendo, dijo: “De cierto os digo que no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora en que el Hijo del hombre ha de venir.”

El aceite significa intimidad con Dios. Lo que diferenció unas vírgenes de otras, no era cómo estaban vestidas, todas tenían lámparas y despertaron al clamor del esposo, pero lo que las diferenció fue el aceite. Lo que nos debe diferenciar como Iglesia no es el logo de nuestra organización, sino el aceite en nuestra lámpara. El aceite es señal del Espíritu Santo, las lámparas de las vírgenes representan nuestro ministerio, nuestro llamado, la forma en cómo brillamos y damos luz a otros; así que, el aceite no es algo que obtenemos de un árbol directamente, es algo que se procesa, quiere decir que la intimidad con Dios no es algo que obtenemos automáticamente, es parte de un proceso que implica sacrificios.

Jesús espera conseguir a una Iglesia que tenga sus lámparas encendidas. La intimidad profunda con Dios es algo que tenemos que cultivar, por eso cuando las vírgenes insensatas le piden aceite a las prudentes, estas se lo niegan, y parece que fuera anti cristiano, pero lo que la Biblia nos enseña es que hay cosas intransferibles, que no se pueden dar. La intimidad con Dios es algo que cada quien debe construir, y ahora mismo tenemos una gran oportunidad para cultivar nuestro aceite, porque no sabemos la hora en que el esposo ha de venir.

Hay muchas cosas que son consumidoras de aceite y que no son la voluntad de Dios, necesitamos en medio de este tiempo cultivar una relación con Dios, ya no hay excusas de tiempo, Dios nos encerró con Él para prepararnos para lo que viene. Echemos a un lado las ventanas de tanto entretenimiento, desconectémonos de todo, y escondámonos en nuestro cuarto, dediquemos un poco de tiempo para cultivar nuestra relación con Dios.

Esta parábola de las vírgenes prudentes e insensatas es una gran exhortación de prepararnos para el gran avivamiento que viene, no gastemos nuestro aceite en cosas vanas, sino en lo que el esposo desea que lo gastemos, aprovechemos este tiempo y empecemos a cultivar una relación con Dios. La palabra “conocer” tiene que ver con “intimidad”. Jesús solamente conoce a aquellos que han cultivado una relación con Él, y eso es lo que va a definir una Iglesia de otra en este tiempo, a un creyente de otro. Debemos ser como esas vírgenes prudentes, y tener la mayor cantidad de aceite en nuestras lámparas. Dios quiere que dediquemos tiempo a nuestra intimidad con Él, porque esa es la prioridad del Reino. Cultivemos nuestra relación con Dios, porque nadie no las puede regalar, somos nosotros quienes la debemos cultivar.

Mateo 25: 31-46: »Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; entonces apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo, porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber; fui forastero y me recogisteis; estuve desnudo y me vestisteis; enfermo y me visitasteis; en la cárcel y fuisteis a verme”. Entonces los justos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos de beber? ¿Y cuándo te vimos forastero y te recogimos, o desnudo y te vestimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?”. Respondiendo el Rey, les dirá: “De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”. »Entonces dirá también a los de la izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis”. Entonces también ellos le responderán diciendo: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo o en la cárcel, y no te servimos?” Entonces les responderá diciendo: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis”. Irán estos al castigo eterno y los justos a la vida eterna.”

Hay dos características importantes de la Iglesia que Jesús viene a buscar, y una de ellas es la intimidad con su Señor, sensibilidad a su Dios, y la otra característica es sensibilidad a la necesidad de la gente, dice la Biblia “Amarás al Señor tu Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:37-39), los dos grandes mandamientos. Si cultivamos una relación con Dios podremos oír la voz del esposo, y tendremos aceite suficiente para su venida. La Iglesia que despierte y tenga una intimidad con su Señor, y sea sensible a la necesidad de otros, brillará y no será engañada.

Si no se cultiva una relación con Dios será fácil dejarnos llevar por los escándalos, por lo que va acontecer en el gran avivamiento que viene, y se terminará juzgando lo que es de Dios por falta de intimidad con nuestro Dios. ¡Velemos por nuestro propio aceite! No podemos tomar la unción de otros, no va a funcionar, podemos copiar formas y maneras, pero si no tenemos intimidad con Dios careceremos de poder, y seremos superficiales, Dios quiere una Iglesia centrada y llena de aceite. ¡Tenemos hoy tiempo para una relación con Dios!