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“Procesos y Propósitos”

Pastor Javier Bertucci

03 de Septiembre de 2023.

 

“Mirad a Abraham vuestro padre, y a Sara que os dio a luz; porque cuando no era más que uno solo lo llamé, y lo bendije y lo multipliqué” – Isaías 51:2 (RV 1960).

Toda persona que recibe la salvación en Jesús también recibe un propósito a cumplirse en su vida y este puede ser diferente a otros.

Existen propósitos más altos que las propias personas que lo integran, por lo general van en grupos y allí Dios enseña que todos somos necesarios para el propósito que el Señor desea cumplir; asimismo, como puede haber propósitos diferentes, pueden existir los que unan a las personas sin límite alguno.

Asimismo, Dios necesita que sus hijos entiendan que muchas veces Su propósito va a requerir que exista una relación con otros de buena forma para poder desarrollarlo en sus vidas; por ello, es necesario que todos mantengan un corazón limpio y humilde delante de Dios, para que no haya espacio para el ego y otros sentimientos de superioridad que lo alejen de lo que el Señor desea hacer, sino que entiendan que todos cumplen una función vital dentro del cuerpo de Cristo.

Todos hacen falta para el propósito de Dios en la Tierra.

Existen dos tipos de propósitos, uno es el general y el otro es el objetivo, y Dios tiene una forma de escoger para un llamado un propósito muy diferente a lo que la mente humana piensa, porque cuando el humano escoge el capaz y más preparado, Dios escoge a los rendidos que aun siendo menospreciados el Señor les da a conocer su valor en Él, para que sean capacitados, equipados y se conviertan en los lideres de poderosos movimientos espirituales.

“y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es” – 1 Corintios 1:28 (RV 1960).

Aun con la cantidad de errores y fallas que en un momento determinado pueda cometer el ser humano, eso no serán más grandes que el Dios que escoge, llama y bendice, con esta mentalidad no debe haber espacio para la auto condenación que el enemigo quiere sembrar en las personas por su pasado; en cambio, Dios elige a estas personas, y por medio de su amor y paciencia son formados para que puedan llevar a cabo el propósito que ya ha determinado para sus vidas.

1. Dios no llama a los grandes, sino que al que llama le hace grande:

Como a Abraham, a quien, siendo imperfecto, lo procesó y le formó para convertirse en el padre de las naciones que hoy reciben a Jesús. Dios te ha bendecido, aun con las fallas diarias, el Señor ya te ha dado su bendición desde el momento en el que decidiste ir a recibir palabra, a formarte, y a tener la disposición de que sea Él mismo quien cambie tu vida, y convertirte en anunciador de las virtudes de quien nos llamó de las tinieblas a su luz admirable.

“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” – 1 Pedro 2:9 (RV 1960).

2. Dios multiplica a quien bendice:

Porque primero necesita llamar para bendecir y luego extender de ello, ya que no puede hacerlo de otra forma porque sería una extorsión o manipulación para lograr fines o logros personales; en cambio cuando alguien es llamado por Dios, Él en Su tiempo hará como conviene y de una forma muy distinta a lo que lo ha hecho con otros.

Parte de ellos son los frutos que da con el llamado y la bendición, mismos que identifican y marcan a esas personas y que son visibles en el ámbito espiritual, y que no se van aun si en algún momento la persona se aleja de Dios por diversas circunstancias.

“Y no se llamará más tu nombre Abram, sino que será tu nombre Abraham, porque te he puesto por padre de muchedumbre de gentes” – Génesis 17:5 (RV 1960).

“Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados” – Isaías 51:1 (RV 1960).

El propósito que Dios te ha dado para cumplir en la tierra es más importante que todo el dinero y toda la fama, Dios premia y honra a la lealtad, ya que es un requisito indispensable para la multiplicación.

A algunos de los que Dios llama no seguirán sendas, sino que abrirán caminos aun teniendo oposición de las personas que han estado a su lado, y muchas veces los planes que ellos habían diseñado para sus vidas tendrán que ser rediseñados para adaptarse al plan de Dios.

Dios va a tener procesos con cada uno de nosotros, los errores los va a enderezar porque Él va delante.

3. Dios hace un pacto con aquel que llama, bendice y multiplica:

Aun cuando el escogido falle, pero el Señor permanecerá fiel. El éxito del llamado no depende de otro sino de que lo Dios le llamó a hacer.

Dios quiere que sus hijos descubran cual es el propósito para el que fueron llamados, para el que le prometieron la bendición y la multiplicación. Dios cumplirá lo que dijo, porque Él estableció un pacto con el que llamó.

Al aceptar el llamado de Dios, entra en vigencia un pacto personal y un propósito en los que los años de vida son ajustados a ese propósito de Dios, y ya no es tratar de seguir viviendo, sino que lo que Dios quiere hacer mantendrá con vida a esa persona.

“En tu mano están mis tiempos; Líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores” – Salmos 31:15 (RV 1960).

“Jehová cumplirá su propósito en mí; Tu misericordia, oh Jehová, es para siempre; No desampares la obra de tus manos” – Salmos 138:8 (RV 1960).

Cuando se acepta tal propósito de Dios en la vida de alguien que entiende el pacto que el Señor ha hecho, no hay nada que pueda hacer frente.

“dijo: Jehová Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra, que guardas el pacto y la misericordia a tus siervos, los que andan delante de ti con todo su corazón” – 1 Reyes 8:23 (RV 1960).

Dios busca un corazón sincero y rendido ante lo que Él quiere hacer, entregado y abrazado a una visión entendiendo que tal acción trae como consecuencia el cumplimiento de un pacto que el Señor con amor ha establecido con aquellos que han recibido a Cristo como Salvador, y esa es la confianza que todo cristiano debe de tener con el Padre.

Si Dios lo dijo, Dios lo cumplirá.