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Provisión en tiempo de escasez
Pastor Francisco Barrios
Martes 26-07-2022
En este mundo materialista se cree que quien posee dinero y objetos, tiene la bendición de Dios. El mejor ejemplo de que el dinero no representa bendición, es el hijo pródigo, quien tenía una herencia que perdió por no tener la bendición de Dios. Debemos decidir si anhelamos el dinero o la bendición de Dios (Lucas 15:11-32). Si poseemos la bendición, el dinero trabajará para nosotros, no será añadida tristeza y obtendremos éxito en todas las áreas de la vida.
Gálatas 3:29: “Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa.”
Génesis 26: 1-5: “Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré. Habita como forastero en esta tierra, y estaré contigo, y te bendeciré; porque a ti y a tu descendencia daré todas estas tierras, y confirmaré el juramento que hice a Abraham tu padre. Multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo, y daré a tu descendencia todas estas tierras; y todas las naciones de la tierra serán benditas en tu simiente, por cuanto oyó Abraham mi voz, y guardó mi precepto, mis mandamientos, mis estatutos y mis leyes.”
La Biblia establece que cuando creemos en Jesús, pertenecemos al linaje de Abraham, convirtiéndonos en herederos de la bendición y promesa de Dios. Si nos posicionamos como descendientes de Abraham y creemos como él lo hizo, en la palabra dada por el Padre, las bendiciones nos perseguirán (Deuteronomio 28:2). Pero esas bendiciones deben ser gerenciadas para que se multipliquen. Cuando sembramos el dinero, estamos haciendo que él trabaje para nosotros.
La palabra “sembrar” no se refiere únicamente a la entrega de diezmos y ofrendas, hace referencia a la inversión de dinero que podamos realizar, porque cada vez que sembramos, estamos dándole la orden al dinero de multiplicarse. Cuando buscamos generar mayores ingresos con principios bíblicos, nos aseguramos de que en cualquier momento se desate la prosperidad. La inversión en nuevas fuentes de ingresos requiere de constancia, esfuerzo y fe para confiar en lo que Dios ha prometido.
Génesis 26:12: “Sembró Isaac en aquella tierra, y cosechó aquel año ciento por uno; y le bendijo Jehová. El varón se enriqueció, y fue prosperado, y se engrandeció hasta hacerse muy poderoso. Y tuvo hato de ovejas, y hato de vacas, y mucha labranza; y los filisteos le tuvieron envidia.”
Deuteronomio 8:18: “Sino acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas, a fin de confirmar su pacto que juró a tus padres, como en este día.”
Isaac mantuvo la fe en lo que Dios le decía, se quedó en la tierra de la escasez y sembró cuando para todos era una locura. Dios nos ha entregado la capacidad de trabajar y alcanzar las bendiciones, es por medio del esfuerzo de trabajar que alcanzaremos prosperidad. Dios va a multiplicar la obra de nuestras manos. Gracias al esfuerzo de Isaac, Dios lo llevó a cosechar al 101%. La grandeza de Isaac vino de una constante siembra, del trabajo fiel. Los principios de la constancia y el trabajo son las bases para que empecemos a experimentar milagros financieros.