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Que nada estorbe tu oración

Pastores Javier y Criselia Segovia

Martes 20-04-2021

Salmo 102: 12-13-17-20-21: “Mas tú, Jehová, permanecerás para siempre, y tu memoria de generación en generación. Te levantarás y tendrás misericordia de Sion, porque es tiempo de tener misericordia de ella, porque el plazo ha llegado. Habrá considerado la oración de los desvalidos, y no habrá desechado el ruego de ellos. Para que publique en Sion el nombre de Jehová, y su alabanza en Jerusalén, cuando los pueblos y los reinos se congreguen en uno para servir a Jehová”.

Dios desea tener misericordia de nosotros, pero es tiempo de buscarle, de encontrarnos cara a cara con Él. Los momentos de aflicción nos llevan a Dios, son para acercarnos a Él, nos hacen descubrir sus promesas, moldean nuestro carácter y nos ensanchan económicamente, pero debemos hacer una conexión con Dios.

Salmo 4: 1-4-5-8: “Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia. Cuando estaba en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración. Temblad, y no pequéis; meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad. Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová. En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado”.

Cuando nos encontrarnos en angustia, también podemos descubrir la misericordia, justicia y salvación de Dios.

Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio”.

Dios nos pastoreará en lugares de paz para ser restaurados, pero para recibir ese refrigerio y misericordia de Dios, debemos aceptar a Jesús en nuestro corazón.

Pastora Criselia Segovia

Hablaremos acerca de algunas situaciones que buscan estorbar nuestra oración, entre ellas:

La pereza

Lucas 18:1: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar”.

Solo la insistencia puede generar la respuesta que deseamos del Cielo; en estos momentos en que vivimos debemos orar con gallardía y constancia para cambiar situaciones. Hay que romper con la pereza y la apatía que evita que las respuestas lleguen a nuestras vidas, es momento de seguir orando fervientemente y de sacudirnos la flojera, orando por aquellos que no pueden o no saben cómo orar.

Pastor Javier Segovia

El orgullo y la vanidad

Lucas 18:9: “A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola”.

Hay un peligro en cómo nos vemos, y lo vemos reflejado en esta parábola, en la que los dos hombres tenían perspectivas distintas de sí mismos, uno pensaba que era justo y otro era consciente de su pecado. Dios no bendice a los altivos y arrogantes, pero escucha y atiende a los humildes, ellos tienen los cielos abiertos.

Es tiempo de buscar a Dios desde la humildad y vernos como Él nos ve, como sus hijos y servidores. Una característica de alguien humilde, es que ora por los demás, pide por los que le lastiman, y por aquellos que están lejos de Dios.

Pastora Criselia Segovia

El resentimiento

Mateo 5: 21-25: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego. Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda”.

Dios nos está pidiendo que arreglemos nuestro corazón y saquemos toda raíz de odio y amargura que podamos tener en él. A veces podemos tener rencor guardado y no querer sacarlo, pero Dios en su misericordia nos recuerda estas cosas en nuestro tiempo con Él, para que dejemos nuestra oración, alabanza u ofrenda, y nos movamos a solventar aquella situación.

Dios ama a todos y no le gusta la acepción de personas, para Él todos somos sus hijos amados; en este caso, tenemos que evaluar cómo vemos a las personas, cómo las tratamos, porque estos actos de exclusión no le agradan a Dios.

Pastor Javier Segovia

Malos tratos en el hogar

1 Pedro 3:7-12: “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo. Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición. Porque el que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra aquellos que hacen el mal”.

Tendemos a tratarnos mal unos a otros en nuestros hogares, somos agresivos con nuestras palabras y lastimamos a nuestra pareja e hijos, pero esto desagrada a Dios y no permite que nuestras oraciones lleguen al Cielo. Debemos trabajar en el corazón, pues nuestras actitudes y palabras salen del corazón, y si lo único que brota de nosotros es un desprecio o un maltrato hacia nuestra familia, significa que eso es lo que abundan en el corazón.

Dios pide que seamos amorosos, que tratemos a nuestra esposa como a vaso más frágil, que no devolvamos mal por mal a nuestros hijos, más bien que nuestras actitudes siempre sean amigables y misericordiosas con ellos, porque estas actitudes abren los cielos para que nuestra petición sea escuchada, y atrae días buenos para nuestras vidas, pero debemos frenar nuestra lengua de palabras hirientes.