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Que nadie deje de esperar lo mejor
(Domingo 29-11-2020)
Pastor Javier Bertucci
Es difícil esperar lo mejor, pero si vamos a invertir el mismo tiempo y esfuerzo para esperar lo peor, es preferible esperar lo mejor, lo que representa una decisión de coraje y de valentía. El pasado es imposible de afectar, pero cuando esperamos lo mejor, podemos afectar nuestro futuro; si decidimos esperar lo mejor, recibiremos lo mejor, y eso es lo que precisamente debemos hacer para llegar a puerto seguro, a una victoria, a un buen futuro, tenemos el derecho de hacerlo, porque somos criaturas de fe, no de resignación, ni que terminan en la derrota. El pasado es pasado, pero el futuro viene de camino, y lo que esperamos es grande, prometedor, así que hoy debemos renovar nuestra fe. ¡Que nadie deje de esperar lo mejor!
Mateo 9:16-17: “Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente”.
Lo nuevo no tiene relación con lo viejo, no podemos hacer futuro con el pasado, y eso es un gran error, el pasado es pasado y debemos olvidarlo y dejarlo atrás, porque no se puede colocar algo viejo en un recipiente nuevo. El futuro tiene el poder de destruir el pasado, y si el futuro es bueno, grande y glorioso, olvidémonos de lo peor.
Isaías 44:18-19: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto, y ríos en la soledad”.
Romanos 10:10: “Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
La línea de lo sobrenatural que conecta con la verticalidad de Dios, es la boca y el corazón, es decir, se cree con el corazón y se confiesa con la boca, entonces ¿dónde queda la mente en esta ecuación? Sorprendentemente mucha gente no cree, porque la mente se interpone entre su fe y su milagro, es decir, la mente empieza a razonar y a explicar las razones por las cuales el milagro no puede suceder, o el por qué no se obtendrá una mejoría, empieza a recordar los indicadores económicos, políticos y las situaciones del mañana; esa es la mente que tiene la capacidad de razonar y comprometer nuestra fe, hasta que conseguimos un verso que dice: “Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efesios 3:20). Nuestra mente puede trabajar a favor de los milagros que deseamos, no para sabotearlos. Lo primero que nos sucede frente a la posibilidad de algo que Dios quiere darnos, es la duda, y ella viene a través de la mente, porque es la única capaz de recordar. Nadie que recuerda lo pasado, avanza, solo puede regresar, y los únicos que podemos regresar a un lugar que nadie ha ido, somos los que imaginamos; la Biblia dice que no seamos como el caballo o el mulo, sin entendimiento (Salmo 32:9). Es importante que hoy recapacitemos y sepamos que nuestra mente puede cooperar para hacernos regresar al pasado o imaginar para llevarnos al futuro.
Los únicos capaces de imaginar en toda la creación, somos los seres humanos, hechos a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26); imaginar significa crear imágenes en la mente. No nos acostumbremos a mirar el pasado, empecemos a ver el futuro, y cuando lo hacemos, borramos el pasado. Todo lo que hoy es grande, no empezó así, sino pequeño; imaginemos, visualicemos y creamos, porque nuestra mente no debe ser una saboteadora de nuestro futuro, sino una cooperadora de él; ella puede ser de gran ayuda o una de las peores saboteadoras de nuestra vida, y cuando entendemos que puede ser un instrumento para la imaginación, es decir, la buena imaginación, empezamos a imaginar buenas cosas.
Dios quiere que nos concentremos en el futuro y que no sigamos mirando hacia atrás; si esperamos lo mejor, vamos a obtener lo mejor. Hay cosas grandes que Dios puede hacer con nosotros, pero que si nosotros nos negamos, Él no las va a dejar de hacer, las realizará con otros, pero hará algo grande. Dios quiere hacer muchas cosas con nosotros, por qué conformarnos con lo que hoy tenemos, no nos resignemos ni sigamos regresando al pasado, Dios tiene algo mejor para nosotros. Vivamos seguros de que algo grande viene para nuestras vidas, familias y país.