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“Recuperarás lo perdido”

(Domingo 08-09-2020)

Pastor Francisco Barrios

Como Iglesia hemos perdido muchas cosas, pero hoy Dios nos dice: “Recuperarás lo perdido”, es una promesa de Dios. En la vida todos hemos perdido algo, y muchas de estas pérdidas vienen dadas por otras personas, es tal vez un esposo (a) que se fue de casa, o alguien que nos traicionó; otras veces estas pérdidas vienen como consecuencia de nuestras malas decisiones, y es allí cuando entramos en una mentalidad de estar recordando constantemente el pasado, pensando en qué hubiese acontecido si no habríamos actuado de la forma en que lo hicimos, entramos entonces en un camino que nos lleva a la desesperanza; otras veces las pérdidas no ocurren por culpa de alguien, sino porque así es la vida, y allí es fácil desanimarse, pero sea cual sea el motivo por el cual hayamos perdido algo, Dios nos ofrece restauración, pues, Él es capaz de devolvernos multiplicado todo lo que perdimos.

“Restaurar” significa “volver al original”, es decir, regresar al estado en el que estuvimos antes de esa pérdida, pero, cuando Dios nos restaura, no solamente nos devuelve al estado original, sino que nos añade, nos multiplica, nos engrandece y nos da el doble. Si sentimos que perdimos algo, preparémonos, porque Dios nos va a dar mucho más de lo que el diablo nos quitó, debido a que los creyentes estamos parados sobre un cúmulo de juramentos de Dios que nos dicen, vas a recuperar lo que perdiste con añadiduras de grandeza, porque el diablo viene para destruirte, pero Dios viene para darte mayor grandeza.

Isaías 61:4: “Reedificarán las ruinas antiguas, levantarán lo que antes fue asolado y restaurarán las ciudades arruinadas, los escombros de muchas generaciones”.

Isaías 44:26: Yo soy el que despierta la palabra de su siervo y lleva a cabo el plan de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: “Serás habitada”, y a las ciudades de Judá: “Serán reconstruidas y reedificaré sus ruinas”.

 Isaías 49:13-17: “¡Cantad, cielos, alabanzas, y alégrate, tierra! ¡Montes, prorrumpid en alabanzas, porque Jehová ha consolado a su pueblo y de sus pobres tendrá misericordia! Pero Sión ha dicho: «Me dejó Jehová, el Señor se olvidó de mí». ¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! He aquí que en las palmas de las manos te tengo esculpida; delante de mí están siempre tus muros. Tus edificadores vendrán aprisa; tus destructores y asoladores se marcharán”.

 Joel 2:21-27: “Tierra, no temas; alégrate y gózate, porque Jehová hará grandes cosas. Animales del campo, no temáis, porque los pastos del desierto reverdecerán y los árboles llevarán su fruto; la higuera y la vid darán sus frutos. Vosotros también, hijos de Sión, alegraos y gozaos en Jehová, vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía, como al principio. Las eras se llenarán de trigo y los lagares rebosarán de vino y aceite. Yo os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros. Comeréis hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Jehová, vuestro Dios, el cual hizo maravillas con vosotros; y nunca jamás será mi pueblo avergonzado. Conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo soy Jehová, vuestro Dios, y no hay otro; y mi pueblo nunca jamás será avergonzado”.

Zacarías 9:12:Volveos a la fortaleza, prisioneros de la esperanza; hoy también os anuncio que os dará doble recompensa”.

Cuando Dios nos restaura, no solamente nos bendice a nosotros, sino que se encarga de aquellos que nos han hecho daño, son poderosas las promesas de Dios para nosotros. Aunque veamos las calles destruidas, nuestro país no está perdido, Dios va a traer a los reedificadores de un país, y va a levantar con mayor grandeza lo que perdimos; si creemos esta promesa, nos mantendremos enfocados orando, ¡creamos en lo que Dios va a hacer! Dios no dijo que no perderíamos nada, pero si perdemos algo, promete que lo recuperaremos, ¡viene una nueva temporada que va a ser de restitución!

Nehemías 1: 1-4: Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, que estando yo en Susa, capital del reino, vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos hombres de Judá. Entonces les pregunté por los judíos que habían escapado, los que se habían salvado de la cautividad, y por Jerusalén. Ellos me dijeron: «El resto, los que se salvaron de la cautividad, allí en la provincia, están en una situación muy difícil y vergonzosa. El muro de Jerusalén está en ruinas y sus puertas destruidas por el fuego». Cuando oí estas palabras me senté y lloré, hice duelo por algunos días, ayuné y oré delante del Dios de los cielos.

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Cuando Dios anuncia que va a restaurar, levanta un ejército para ello, Él da la gracia y el poder para hacerlo, y se la da a aquellos que han sufrido pérdidas, pero que creen la Palabra de Dios. La primera característica de un reedificador, es que son gente de oración y ayuno; quien no esté orando, no va a entender los tiempos, ni a ver lo que Dios está haciendo, sino lo que el diablo está haciendo, no va a repetir lo que Dios dice, sino lo que los medios de comunicación están diciendo. Cuando tengamos algún problema, oremos, ayunemos, busquemos a Dios, porque es la primera característica de un restaurador, de quienes Él va usar para cambiar lo que hoy es, en cosas grandiosas.

Nehemías 1:11: “Te ruego, Jehová, que esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo y dale gracia delante de aquel hombre. En aquel entonces servía yo de copero al rey”.

La segunda característica de los que Dios va a levantar como reedificadores, es que ellos no están esperando que algo suceda, sino que están haciendo que algo acontezca. Nehemías sabía que su país estaba en ruinas, pero empezó a ayunar y a orar, e inmediatamente salió del desánimo, y empezó a tener visión para recuperar lo que estaba en ruinas, él sintió un llamado, y se presentó ante el rey con un plan de reconstrucción para su país. ¡Seamos de los que hacen que las cosas sucedan!

Nehemías 2:5: “Y le respondí: –Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré”.

La tercera característica de los reedificadores de Dios, es que ellos edifican en tiempos de crisis, todo lo que hacen, lo hacen en medio del desierto, de las ruinas y de lo asolado. No esperemos que todo esté bien para comenzar a hacer algo, empecemos ahora mismo, la gente de fe prospera en el desierto, hace brotar agua de la peña.

Nehemías 2:17-18: “Les dije, pues: –Vosotros veis la difícil situación en que estamos: Jerusalén está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego. Venid y reconstruyamos el muro de Jerusalén, para que ya no seamos objeto de deshonra. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena conmigo, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Ellos respondieron: – ¡Levantémonos y edifiquemos! Así esforzaron sus manos para bien”.

La cuarta característica de los reedificadores, es que ellos animan en tiempos de crisis, no solamente ellos se levantan a hacerlo, sino que empiezan a animar a otros, y a decirles que pueden hacerlo. Lo primero que Dios hace, es que nos comienza a edificar adentro, para que podamos edificar a otros. ¡El llamado a reedificar es para todos!

Nehemías 2:19-20: “Pero cuando lo oyeron Sanbalat el horonita, Tobías el siervo amonita y Gesem, el árabe, se burlaron de nosotros y nos despreciaron, diciendo: – ¿Qué es lo que estáis haciendo? ¿Os rebeláis contra el rey? Pero yo les respondí: –El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros, sus siervos, nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén”.

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La quinta característica de los que reedificadores, es que cuando ellos toman la decisión de reedificar, se levantan los enemigos a desanimarlos, pero los que dudan, no tendrán parte en lo que Dios va a hacer. Convirtámonos en reedificadores y seremos parte de lo que Dios va a hacer en hogares, familias, negocios y en nuestro país, tal vez los de nuestra propia casa intenten desanimarnos, pero no nos dejemos desanimar por nada, creámosle a Dios, mantengamos nuestra esperanza intacta, y veremos los días de gloria sobre nuestra vida, familia y país.

Que tome aliento nuestro corazón, porque si hemos perdido algo, Dios promete devolvernos el doble, lo que Él va a hacer es más gratificante que lo que hemos perdido en el pasado.

Salmo 62: 11-12: Una vez habló Dios; dos veces he oído esto: que de Dios es el poder, y tuya, Señor, es la misericordia, pues tú pagas a cada uno conforme a su obra”.

Aunque pasemos por el fuego y por el agua, Dios nos sacará a la abundancia, así que enfoquémonos no en lo que perdimos, sino en lo que Dios va a hacer, y en lo que nos va a dar, tengamos una mentalidad de restauración. Los milagros los reciben aquellos que creen la Palabra profética, porque esto no es para gente que duda, es para gente que cree que Dios tiene el poder para darnos lo que el diablo nos quitó. Vamos a recibir todo lo que perdimos, Dios nos va a dar más tiempo de alegría, que el que lloramos. Dios quiere levantarnos como reedificadores de nuestra familia, economía y país, solo debemos  creer la Palabra y decirle a Dios: “Heme aquí, envíame a mí”.