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Señor, hazme justicia

Pastor Francisco Barrios

Martes 17-01-2023

 

 

Joel 2:25: “Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi grande ejército que envié contra vosotros. Y os restituiré los años que comió la oruga, la langosta, el pulgón, y el revoltón; mi grande ejército que envié contra vosotros”.

Dios promete devolvernos lo que el enemigo nos quitó, y multiplicado.

Lucas 18:1-8: “También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre, y no desmayar, diciendo: Había en una ciudad un juez, que ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la cual venía a él, diciendo: Hazme justicia de mi adversario. Y él no quiso por algún tiempo; pero después de esto dijo dentro de sí: Aunque ni temo a Dios, ni tengo respeto a hombre, sin embargo, porque esta viuda me es molesta, le haré justicia, no sea que viniendo de continuo, me agote la paciencia. Y dijo el Señor: Oíd lo que dijo el juez injusto. ¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”

Vivimos en un mundo de injusticia, y Jesús nos da el método para revertirlas, y es orando sin desmayar. Hay una diferencia entre orar para que algo pase, a orar hasta que algo pase.

Podemos procesar más fácil las circunstancias difíciles que nos vienen, porque entendemos que nos lo merecemos, pero nos cuesta procesar las injusticias.

2 Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él”.

Cuando nos presentamos ante Dios pidiéndole justicia estamos en una posición de arrogancia, pero la verdad es que Dios no ve justos no en nosotros mismos, sino en Jesús, porque Él pagó la deuda. Somos la justicia de Dios ante Él, es por ello que nos podemos presentar ante el trono del juez y pedirle que nos haga justicia del adversario.

Aunque nos hemos equivocado en el pasado, viene un gran año, porque Dios nos va a hacer justicia; nuestra fe tiene que ser desatada para orar no en nuestra propia justicia, sino en la del Padre. El enemigo es experto en recordarnos lo que pasó, pero Dios en lo que va a hacer con nosotros. No nos preocupemos por lo que se perdió, en cambio, alegrémonos por lo que Dios va a hacer, porque Él lo hará con creces.