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Su amor tiene un plan que lleva tu nombre
Pastor Francisco Barrios
Domingo 05-02-2023
Romanos 7:21-25: “Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí. Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado”.
Aunque tratamos, en nuestro esfuerzo, cumplir las demandas dentro de la iglesia y de la sociedad, flaqueamos, es por ello que necesitamos entender que el amor de Dios tiene un plan que lleva nuestro nombre. Hemos tratado de producir frutos a través de demandas y miedos, y a pesar de eso, seguimos siendo los mismos, y se debe a que ese método no funciona.
Dios no nos aísla del pecado, nos da poder para que podamos vencer sobre él. Necesitamos saber que la santidad, la consagración y la justicia no vienen por nuestro propio esfuerzo, sino por medio de Jesús. Cuando Jesús aparece, viene la manifestación de la gracia con una oferta para santificarnos.
Efesios 5:25-27: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha”.
Por sí mismos no podemos santificarnos, pero para eso vino Jesús.
Romanos 5:17: “Pues si por la transgresión de uno solo reinó la muerte, mucho más reinarán en vida por uno solo, Jesucristo, los que reciben la abundancia de la gracia y del don de la justicia”.
Jesús es el mayor dador por excelencia, así que solo debemos abrir nuestras vidas para recibirlo, Él vino no para ser servido, sino para servir (Mateo 20:28). Recibamos de Jesús siempre para que podamos cumplir las demandas de Dios y de la sociedad, además, ese recibir de Él nos va a ir transformando a Su imagen.