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Superando esta aflicción

(Domingo 05-04-2020)
Pastor Javier Bertucci

Este es un momento para mejorar nuestra relación con Dios.

Juan 16:33: “Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad; yo he vencido al mundo.”

Nunca imaginamos que acontecería lo que hoy estamos atravesando, y eso nos puede llevar a desestabilizarnos. La historia nos enseña que la Iglesia de Jesús ha pasado por innumerables situaciones, pero nuestra certeza y convicción en Jesús no puede ser afectada ni momentánea, debe ser inamovible.

Jesús nos aclara: “Quiero que se mantengan en mi” (Juan 16:33). Si entra en nosotros la desesperación o la angustia, es síntoma de que no estamos en Jesús. Es momento de estar en Jesús y no movernos de la fe para poder salir victoriosos de este proceso.

Jesús no engañó a nadie, Él dijo: “En el mundo tendréis aflicción” (Juan 16:33). No vamos a estar aislados de la aflicción, recordemos que estamos en un sistema que no está diseñado para la paz, por eso son tan importantes todos los valores que Jesús enseñó para vivir una vida de paz.

Este sistema seguirá siendo injusto, insensible y desfachatado, pero Jesús dijo: “Confíen, que yo he vencido este mundo” (Juan 16:33); quiere decir, que si lo tenemos a Él, pues actuará a favor de nosotros.

Conozco y entiendo que los cristianos estamos atravesando una situación difícil, y que estamos bajo presión, luchando y defendiendo, pero se trata de salir de pie y no destruidos, y para eso tenemos que usar la fe que decimos tener, para este momento es la fe, para en el día malo mantenernos y estar firmes, creyendo que esto no va a durar para siempre, y que después todo va a ser mejor. Si obedecemos lo establecido en la Palabra de Dios y nos mantenemos firmes, saldremos más victorioso y con mayor fe de la que entramos en este proceso.

La fe no es para un momento, sino para toda la vida. Debemos vivir una vida de fe, claro que hay momentos en los que nos vemos afectados por la duda o la desesperación, pero estamos llamados a tener paz, y la única manera de tenerla es habitando en Jesús.

Nuestro Señor Jesús atravesó todas las cosas en su carne para así comprendernos a nosotros (1 Pedro 4:1). Jesús estuvo cuarenta días en el desierto sin comer, y venció (Mateo 4:2), y si Él venció, nos va a enseñar a nosotros a tener fe, esperanza y expectativa de un mejor futuro. ¡Porque Él venció, nosotros también venceremos por medio de Él! Jesús sintió angustia en el Getsemaní, porque dice la Palabra que sintió angustia de muerte, y sudó sangre a causa de esa angustia, pero que también la venció (Lucas 22:44). Así que, si Él venció, nosotros también vamos a vencer.

Jesús murió y resucitó para estar con nosotros en medio de las peores circunstancias, Él no nos va a dejar a mitad de camino, pero debemos tener absoluta confianza en que Él no nos va a dejar. Jesús dijo: “Yo estaré con ustedes hasta el final de los días” (Mateo 28:20). No debemos desesperarnos ni angustiarnos, tenemos un Dios que va a hacer algo.

Nada grande comienza grande, todo lo grande comienza de lo pequeño. Creemos lo que no hemos visto, pero también creemos por lo que vemos. Toda manifestación de fe tiene que tener una obra correspondiente.

La fe desvanece deudas y enfermedades, ella es muy poderosa siempre y cuando esté puesta en el autor y consumidor de nuestra fe, quien es Jesucristo (Hebreos 12:2). Esa fe nos da paz.

1 Corintios 10:13:
“No nos ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podaís soportar.”

Cada quien cree que su aflicción es la más grande, para quien la sufre es la más grande.

Números 13:33: “También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes, y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos a ellos.”

Una persona con fe ve las cosas diferentes a otra que no la tiene, ve las oportunidades. Hay personas que oyen la misma palabra, asisten a la misma iglesia y pueden fijar su mirada solo en el obstáculo, mientras que el que está lleno de fe mira las cosas como Calet, que vio más allá de los gigantes. Gente de fe ve más allá de este momento. Calet dijo: “Estos gigantes nos los comeremos como pan” (Números 14:9).

La fe que hoy usemos para salir victoriosos de este momento, es la misma fe que debemos tener para conquistar dentro de 40 años. Somos hombres y mujeres de fe, que tenemos que vencer, así que hay que sacudirse el polvo de la incredulidad porque en Jesús vamos a vencer.

Lo que estamos atravesando es algo de carácter humano, no sobrenatural, y Dios nos ha dado la capacidad para superar la prueba. Nada de lo que Dios permite que llegue a nuestras vidas es para que nos venza. La única forma de que perdamos es que nos demos por vencidos.

Tenemos exactamente el problema que podemos vencer con nuestra fe. Podemos entender la angustia y desesperación que atraviesa el mundo, pero debemos levantarnos, porque ese problema no es mayor que nuestro Dios ni que nuestra fe. Debemos saber de qué tamaño es nuestro Dios y lo que es capaz de hacer por nosotros por nuestros hijos, familia y por todos.

Hebreos 12:3: “Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que nuestro ánimo no se canse hasta desmayar.”

Cuando quiera considerar a alguien, considere a Jesús, quien sufrió tal contradicción de pecados, el fue a la cruz por aquellos que lo odiaban, murió por los pecadores, aquellos que hacían lo malo.

Nuestra fe no debe mezclarse con nuestras emociones, la fe viene de Dios, nuestras emociones vienen de nosotros mismos, y ellas no deben afectar nuestra fe. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, porque su Palabra es espíritu y es vida, no viene por nuestras emociones.

Nuestra fe no puede funcionar de acuerdo a lo que sentimos, ella no es un sentimiento, es un espíritu que viene de Dios.

Marcos 5:40: “Y se burlaban de él. Mas él, echando fuera a todos, tomó al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró donde estaba la niña.”

Mucha gente se está conduciendo por las noticias que leen y ven, y no por lo que la Palabra de Dios dice y promete. Creamos solamente.

No estamos para imponer, sino para sugerir, y nuestra sugerencia es: “no tenga conversaciones con gente llena de incredulidad, sino con gente llena de fe”. Hay que aplastar con nuestra fe la incredulidad de otros.

Apocalipsis 7:17: “Porque el Cordero que está en medio del trono los pastoreará, y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios enjugará toda lágrima de los ojos de ellos.”

Jesús no solo vive para hacernos reaccionar con un grito de “¡No temas, cree solamente!”, como lo hizo con Jairo (Marcos 5:36), sino con palabras de amor.

Jesús tenía momentos de dureza para instar a los suyos a la fe, pero también tenía momentos de amor para mantenerlos en ella. Así que, hoy Dios viene a nosotros para instarnos a la fe y a mantenerte en ella.

Nuestro Señor Jesús es grande en autoridad, pero igual de grande en ternura y amor sea cual sea nuestra condición. Si caemos en angustia, recordemos que vamos a superar la aflicción; entendamos que tenemos un solo destino que es ganar y vencer si permanecemos en Jesús.

Declaró que la fe de Dios viene a nuestras vidas y familias. Declaró que no solamente superamos está aflicción, sino que salimos fortalecidos y más estructurados en nuestro carácter.