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Tu guía para un mejor año

Pastor Francisco Barrios

Domingo 09-01-2022

Levítico 26:2-4: “Guardad mis días de reposo, y tened en reverencia mi santuario. Yo Jehová. Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra, yo daré vuestra lluvia en su tiempo, y la tierra rendirá sus productos, y el árbol del campo dará su fruto”.

Los israelitas no habían pedido un cambio en su estilo de vida, pero Dios deseaba mejorar su forma de vivir, porque la voluntad de Dios siempre será darnos más de lo que esperamos y deseamos. Él desea que alcancemos el éxito, sin embargo, nosotros debemos accionar en fe y hacer los sacrificios necesarios para llegar a esa meta. Toda bendición y promesa tiene un lado que nadie ve, que es la parte de los sacrificios y esfuerzos; deseamos la bendición, pero muchas veces no queremos luchar para alcanzarla. El libro de Levítico nos entrega una cláusula para obtener las bendiciones; y la obediencia y la reverencia a Dios nos abren camino para tener un futuro lleno de victoria.

Detrás de todo gran éxito hay requisitos y compromisos que deben ser tomados en cuenta, si queremos cosechar, tenemos que sembrar y esperar a que esa siembra produzca su fruto. Dios nos recuerda a través de su Palabra que si somos fieles, en su tiempo veremos grandes cosechas, Él hará llover sobre nuestra siembra y tendremos una cosecha abundante.

Nuestra responsabilidad es no cansarnos de sembrar en nuestra familia, matrimonio y empleo. Muchas veces, lo que destruye la fe en nuestra vida es la prisa, recordemos que cada semilla tiene su tiempo de crecimiento, puede parecer que está tardando, pero lo que no observamos es que esa semilla está extendiendo sus raíces.

La Biblia nos compara a un árbol plantado junto a corrientes de agua, que todo lo que hace es prosperado (Salmo 1:1-3); pero si nunca nos atrevemos a emprender, Dios no tendrá nada que bendecir. Los grandes sueños requieren compromiso, ellos tienen su tiempo de gestación, pero necesitan de la fe en Dios y en nosotros mismos. Si no tenemos fe de que Dios puede usarnos para llevar los sueños a la realidad, nunca cumpliremos nuestro propósito.

Levítico 26:5-6: “Vuestra trilla alcanzará a la vendimia, y la vendimia alcanzará a la sementera, y comeréis vuestro pan hasta saciaros, y habitaréis seguros en vuestra tierra. Y yo daré paz en la tierra, y dormiréis, y no habrá quien os espante; y haré quitar de vuestra tierra las malas bestias, y la espada no pasará por vuestro país”.

Dios le prometió al pueblo de Israel que si ellos sembraban, cosecharían tanto, que las temporadas de cosecha de diferentes frutos se les juntarían. Y hoy Dios nos dice que no nos cansemos de sembrar, porque un día cosecharemos de todos los lugares en los que alguna vez sembramos. Mantengamos el ciclo de la bendición, mientras más prosperemos, sembremos aún más.

Dios desea llevarnos a un nivel de bendición en el que podamos ayudar a otras personas y a nuestro país, pero debemos ver la otra cara de la bendición, honremos y obedezcamos a Dios en todo lo que Él nos pida, que todo esfuerzo tiene su recompensa. Seremos bendecidos con paz, seguridad y tendremos una vida sin temor al fracaso. Emprendamos confiando en que Dios siempre será nuestro respaldo, Él sacará nuestro mayor potencial, y traerá una temporada de gloria llena de nuevos llamados que levantarán Su nombre en alto.