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Una gran lluvia está por llegar

Pastor Javier Bertucci, 10 de noviembre de 2024

Hay desarrollar sabiduría en la oración, para que, al momento de pedir algo a Dios sea lo que necesitas y no lo que deseas, pedir una nueva gloria es una situación similar, a ella hay que adaptarse y darle la importancia que merece, lo demás pasa a un segundo lugar. Si para Dios es importante, para ti también debe ser importante.

No pidas que Dios bendiga tu plan, adhiérete al plan de Dios y serás bendecido, porque no es lo que tu quieres, es lo que el Señor sabe que necesitas. No actúes por emociones, acciona por fe.

Poner en práctica la sabiduría en la oración trae gran cantidad de beneficios, porque todo va alineado al plan de Dios.

La gloria mayor es como la lluvia que viene de lejos, comienza con nubes grises, tal vez algún olor, luego algunas gotas y un par de relámpagos, que te indican que gran cantidad de agua caerá del cielo; en el tiempo de Dios, poco a poco las señales de la gloria venidera se empiezan a manifestar en tu vida cuando hay un corazón alineado al plan del Señor, dándote la confianza de que no importa cuanto tarde, esa gloria vendrá a tu vida.

En el tiempo de espera, el corazón debe formarse en absoluta confianza con el Padre, que aunque no veas aun esa nueva gloria, el espíritu y corazón siente su proximidad.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” – Hebreos 11:1 (RV1960).

Cree lo que esperas y espera lo que crees, porque cuando la nueva gloria llegue será como una gran lluvia que empapa todo lo que vemos y aun a ti mismo de pies a cabeza, lo que te dice, que la gloria que Dios trae te va a arropar de una manera que jamás habías visto.

“A la séptima vez dijo: Yo veo una pequeña nube como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Y él dijo: Ve, y di a Acab: Unce tu carro y desciende, para que la lluvia no te ataje” – 1 Reyes 18:44 (RV1960).

Espíritus conectados a una misma visión son los que esperan con expectativa lo que han pedido a Dios una gloria mayor, la emoción de ver ese tiempo venir no se puede contener.

Evita todo lo posible sentir envidia o frustración por lo que Dios está haciendo en otras personas, si Él prometió algo para tu vida, Él lo cumplirá, porque Él es fiel, espera en el Señor con un corazón alegre y gozoso, porque Él es bueno.

“Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio” – Joel 2:23 (RV1960).

Aprende a depender de la palabra de Dios para esperar los milagros a su tiempo, no apresures nada porque el Señor suplirá todo lo que te haga falta porque es experto en dar regalos perfectos.

“Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” – Santiago 1:17 (RV1960).

No importa cuánto desánimo hay en ti, eso no es impedimento para que Dios en su estabilidad y bondad pueda cumplir lo que Él prometió.

“Y os restituiré los años que comió la oruga, el saltón, el revoltón y la langosta, mi gran ejército que envié contra vosotros” – Joel 2:25 (RV1960).

Dios no es injusto para olvidar lo que has hecho para Él aun en medio de tiempos difíciles, por eso, ha prometido en Su bondad y misericordia, restituir todo lo que has o dabas por perdido dando paso a tiempos de bonanza que mantengan una alabanza constante en nuestra boca.

Quien quiere dejarse usar por Dios no le pone condiciones, sino que obedece sin importar su propia reputación, porque conoce al Padre y sabe que allí está su bendición.

Dios está convocando corazones que puedan atender a su llamado y adherirse a su plan, para que sean provocadores de la gran lluvia que trae una gloria nueva, ¿estás dispuesto?