Project Description

Y sed agradecidos

Pastor Javier Bertucci

30 de julio de 2023

Colosenses 3:15:
“Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos” (RV 1960).

Hay una estrecha relación entre la paz de Dios y el agradecimiento, también entre el sentimiento profundo de paz y el agradecimiento; esta es una revelación de Dios que surge tras superar un momento difícil en la vida.

Al principio, es difícil entender el porqué de las pruebas y las circunstancias, y se tiende a caer en la comparación con otros, y tratar de justificar el merecer o no merecer tal situación; aunado a ello, surge una actitud desagradecida con lo que tienes y con lo que no tienes también, la cual trae como consecuencia la queja constante y una serie de pensamientos sobre cómo obtener por mis propias fuerzas, lo que según mi criterio y juicio merezco y aun no recibo.

Es aún más grave cuando dentro de la iglesia, se hacen carreras para obtener cosas que creemos merecer, y no para tener una razón más para vivir agradecidos con Dios.

El agradecimiento no es sólo de palabra, sino una actitud profunda que viene del corazón pleno que vive con la bendición diaria de Dios, y que sabe que lo que aún no ha acontecido en cualquier área de la vida no es una razón para no sentirse en desventaja, sino para alimentar la esperanza de que el Señor lo cumplirá, así como lo hizo en otro tiempo también.

Un grave error en el cristiano es pensar que lo que aún no tiene se debe a una falla en el Cielo, y que es una injusticia, ya que hizo una gran cantidad de acciones para merecerlo, dando pie nuevamente a la comparación. En contraparte a ello, de esa manera no actúa la gracia de Dios, ya que no es cuestión de méritos humanos, sino de la bondad del Señor, a quien le plació desde su corazón dar su gracia como un regalo. La gracia no es un regalo que se pueda recibir con la mente, ya que esta buscará las maneras de entenderla, sin tener éxito; sin embargo, el corazón está capacitado para recibirla, cuando vive en un profundo agradecimiento con Dios, sabiendo que no es merecedor de ella. Como cristianos, no se nos puede olvidar el agradecimiento, partiendo del principio de la vida que Dios nos dio, sin exigir nada a cambio.

Todas las cosas que has recibido del Señor es gracias a su amor y no por mérito, lo cual desarrolla en el corazón un sentimiento profundo de agradecimiento, y da paso a una vida plena con esta convicción, desechando la queja permanente o la inconformidad. Al mantener una actitud y un pensamiento de mérito propio y no de agradecimiento, sólo podrá recibir de acuerdo a su criterio, pero cuando se cree en lo magnífico y poderoso que es Dios, ya no espera recibir lo que se merece, sino de acuerdo a la bondad de Dios.

En esa misma línea de merecer, podríamos recibir el pecado que debíamos llevar, pues nuestra propia humanidad nos hace vulnerables a la lucha constante sobre el ganar y merecer, pero no existen tales sentimientos cuando está la revelación de que Dios ya te lo ha dado todo por medio de su divino poder. En Su grandeza y bondad, el Señor otorgó todas las cosas que estás esperando recibir, lo cual se hace posible cuando aprendes a vivir en una actitud de agradecimiento constante.

2 Pedro 1:3:
“Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia” (RV 1960).

Quien no sabe agradecer, jamás podrá recibir. Como principio de vida, el agradecimiento nace en el corazón del cristiano cuando se comprende el concepto de que nada de lo que tuvimos, tenemos o tengamos lo merecemos por nuestras propias acciones, sino porque Dios es bueno y misericordioso con sus hijos; como creyentes, no se trata sólo de pedir constantemente, sino de agradecer también aun en lo que no se nos ha dado.

Las cosas que más agradeces son las cosas que más recibirás, por eso hay que tener presente la importancia de vivir agradecidos por la bondad de Dios, y no solo en momentos específicos, sino un caminar diario con el Señor con acción de gracias, aun en lo que consideras que no es tan importante. Hay que comenzar a cambiar la conducta de agradecer luego de perder aquello que has recibido.

¿Te has preguntado tal vez, cuantas veces agradeciste por tu salud antes de estar enfermo?

Igualmente, cuando no se agradece por aquellas cosas recibidas, es debido a que aún existe el pensamiento de que las merecías por la cantidad de cosas que hiciste para obtenerlas, haciéndote, tal vez, un “ser independiente” de Dios que cree que no necesita de su gracia y favor porque tiene suficientes virtudes. Debemos siempre tener en cuenta cómo es que la gracia ha trabajado en nosotros, no para nuestra propia gloria, sino para dar testimonio de cuán bueno ha sido Dios.

1 Corintios 15:10:
“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo” (RV 1960).

Jamás los dones y el llamado de Dios en tu vida serán por tu propio mérito, sino por su gracia, ya que si existiera la posibilidad de que sucedieran por la cantidad de acciones para merecerlos, en cuanto disminuya el esfuerzo, rápidamente se irían; es por ello que se debe crear conciencia al respecto. Hay que aprender a agradecer, y así, estar listo para recibir.

Dios en su justicia y bondad nos ha dado todo, pero hay quienes expresan más sus quejas que su agradecimiento a pesar de ver la mano y la provisión del Señor en sus vidas. No demos espacio para ser malagradecidos ni desagradecidos, sino mantengamos nuestra actitud en un constante reconocimiento, de que no siendo merecedor de nada, Dios nos lo ha dado todo; ese mismo accionar te lleva a dar de lo que por gracia has recibido. Por lo tanto, el servicio al Señor es la única forma de mostrarse agradecido con todo lo que Él ha hecho.

Es importante desarrollar una dependencia de Dios cada día para desarrollar una relación que incluye el agradecimiento y el conocimiento de que el Señor como Padre es responsable con sus hijos al cuidarles y proveer lo que necesiten.

Éxodo 16:35:
“Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que llegaron a tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron a los límites de la tierra de Canaán” (RV 1960).

Quien no agradece desde el lugar de oprobio, no puede avanzar hacia lo que Dios tiene preparado para él, porque no existe una actitud de agradecimiento sino de quejas.

Salmos 78: 23 – 25:
“Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, e hizo llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos. Pan de nobles comió el hombre; Les envió comida hasta saciarles” (RV 1960).

Dios trata de una manera tan especial a aquellos que aprenden a confiar en Él por medio del agradecimiento de lo que tienen, de lo que no tienen y de lo que aún no llega, abarcando absolutamente cada detalle; allí debe estar la esperanza de cada cristiano, en no tener espacio para la queja, y confiar que Dios nos cuida de manera tan especial que te hace vivir lleno de gratitud, no por lo que te puede dar, sino por Quién es.

El agradecimiento provoca que las puertas que estabas esperando puedan abrirse y recibir abundancia que perdurará por años, pero el vivir en quejas constantes de lo que aún no ve, puede traer cierto tipo de consecuencias.

Números 21:5-6:
“Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano. Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel” (RV 1960).

El despertar del cristiano cada mañana debe ser propicio para elevar acción de gracias por toda la misericordia que Dios muestra hacia su vida sin falta y con tanto amor, sabiendo que la carrera de la fe no es para guardar o almacenar logros, sino para distribuir lo que por gracia ha recibido.

1 Timoteo 2:1:
“Exhorto ante todo, a que se hagan rogativas, oraciones, peticiones y acciones de gracias, por todos los hombres” (RV 1960).

Con una actitud agradecida, no solamente puedes obtener lo que quieres, sino mejorar y reforzar lo que ya tienes. La bondad de Dios es tan infinita que aun con lo malagradecidos que podemos llegar a ser los seres humanos, no nos quita lo que por medio de su gracia y amor nos dio.

Filipenses 4:6:
“Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (RV 1960).

El agradecimiento constante a Dios en cualquier circunstancia no solo produce un cambio de corazón, sino la convicción de vivir una vida de victoria por medio de nuestro Señor Jesús. Vivir agradecido no es una emoción, sino una decisión que cambia la vida.