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Yo creo lo que Dios dijo

(Domingo 21-06-2020)
Pastor Javier Bertucci

Creer lo que Dios dijo es una decisión de coraje que nos coloca en la posición correcta con el Cielo y con la tierra, así como también de frente al propósito de Dios para nuestra vida y para este mundo. Nadie puede llegar a pensar que somos seres inútiles que sencillamente existimos y que no hay un propósito más alto, así como tampoco podemos conformarnos con lo que hemos logrado, porque el día que lo hacemos, simplemente dejamos de vivir, y además, es una decisión muy cobarde para entrar en el lineamiento de llamarse creyente, un cristiano debe vivir por fe absoluta, desafiando cada día lo que oye, lo que ve, y regresando siempre a lo que Dios dijo, porque lo que Dios dijo, es lo que Él hará, y debemos plantarnos en ello, porque Él no miente y cumple siempre lo que promete; así que siempre debemos regresar a oír a Dios.

Marcos 5:25-34: “Pero una mujer que desde hacía doce años padecía de flujo de sangre, y había sufrido mucho de muchos médicos y gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor, cuando oyó hablar de Jesús, vino por detrás entre la multitud, y tocó su manto. Porque decía: Si tocare tan solamente su manto, seré salva. Y en seguida la fuente de su sangre se secó; y sintió en el cuerpo que estaba sana de aquel azote. Luego Jesús, conociendo en sí mismo el poder que había salido de él, volviéndose a la multitud, dijo: ¿Quién ha tocado mis vestidos? Sus discípulos le dijeron: Ves que la multitud te aprieta, y dices. ¿Quién me ha tocado? Pero él miraba alrededor para ver quién había hecho esto. Entonces la mujer, temiendo y temblando, sabiendo lo que en ella había sido hecho, vino y se postró delante de él, y le dijo toda la verdad. Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y que sana de tu azote.”

No importa cuánto hayamos oído lo negativo, en el momento en que oímos lo que Dios dice tenemos que tomar una decisión, o creemos lo que Dios dijo, o lo que los médicos dijeron; lo que las circunstancias y los noticieros anuncian son los peores escenarios, pero es una decisión que nosotros tenemos que tomar, si vivimos por lo que la gente dice o por lo que Dios dice.

El futuro está en nuestras manos, porque ya Dios anunció lo que haría, así que tenemos el poder de creerlo o de no hacerlo, y eso determinará nuestro futuro, nadie será responsable más que nosotros, porque ni el diablo puede meterse en ello. Dios ya dijo lo que iba a acontecer, en la ecuación solo falta nuestra fe, creer en lo que Dios dijo.

La mujer del flujo de sangre fue sanada porque decidió creer lo que había oído de Jesús, hizo un esfuerzo el cual fue promovido por su fe. La gente que no cree, no se esfuerza, por lo tanto no avanzan, y terminan entregándose a las circunstancias. La decisión de perder o de ganar es nuestra, no es de Dios, ya Él lo dijo, debemos creerlo, porque si creemos, el diablo tiene que hacerse a un lado para vernos a nosotros pelear y ganar. No puede ser que una mujer débil y enferma haya logrado un milagro y que nosotros con toda salud, no podamos lograrlo, la diferencia la hace la fe, en el momento que decidimos creer o que decidimos entregarnos a las circunstancias.

Cuando nuestro Dios dice algo, lo cumple; la gente misma quiere ser natural y se evitan ser sobrenaturales, pues, no quieren arriesgarse y creer, es necesario que conozcamos que jamás el miedo podrá darnos fe, porque Dios no obra en temor, siempre que Dios va a hacer algo con alguien, es porque consiguió valentía, tal vez, no es la mejor persona ni el más capacitado ni el que tiene los mejores dones, pero fue el que se atrevió a creer a luchar y arriesgarlo todo por lo que Dios dijo, eso es la fe, y esa es la gente que Dios está buscando.

Cuántas veces hemos oído hablar de Jesús y no hemos hecho nada, seguimos parados en el mismo sitio para cuidarnos, esa no es la vida que Dios nos llamó a vivir. Cuando entendemos que nuestro Dios es grande y que en Él haremos proezas (Salmo 108:13), no podemos quedarnos estáticos en un lugar, mil veces no, Dios no puede avanzar con alguien que se queda en el mismo lugar, no podemos vivir esa vida en la que solo pensamos en sobrevivir.

Marcos 5:35-36: “Mientras que él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija a muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: “No temas, cree solamente.”

Debemos tomar una determinación entre lo que Dios dice, y lo que dice la gente, Jairo estando al lado de Jesús perdió la fe y la esperanza por un momento, pero gracias a Jesús quien le dijo: “No temas, cree solamente”, recuperó la fe y confianza. Si Jesús ha dicho algo, creamos solamente, avancemos en esa palabra. Cuando solo prestamos atención a lo que la gente dice, perdemos nuestra fe. Si queremos saber lo que estamos creyendo, oigamos lo que estamos diciendo. Decidamos nuestro futuro de acuerdo a lo que Dios dijo.

Ahora bien, si todo está bien, ¿para qué necesitamos fe? Parece que somos especialistas en vivir cuando todo está bien, pero cuando todo se complica o se torna oscuro, parece que nos entregamos a las circunstancias, en vez enfrentarlas con valentía, debido a que la Biblia dice que somos la luz del mundo (Mateo 5:14). No debemos solo centrarnos en lo exterior, sino en lo interior, porque de allí es que sale la luz. Lo que Dios ha dicho lo va a hacer, porque, aunque las cosas hoy se vean mal, mañana saldrán bien, vienen días mejores, y en esto debemos tener una convicción estable.

Romanos 4:18: “El creyó esperanza contra esperanza, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho: Así será tu descendencia.”

Si Dios dijo que vendrá un avivamiento para este país, sin duda que vendrá, aunque todo se vea oscuro y negro, y nosotros no somos quienes para decirle a Dios cómo va a hacerlo, Él va a buscar las formas para hacerlo, mientras tanto necesita gente gallarda y atrevida que luche hasta ver lo que Él dijo.

Abraham creyó en contradicción, en contrariedad, creyó algo diferente a lo que veía y oía, pues, no podía tener hijos, pero creyó por encima de todo pronóstico médico o científico, y se atrevió a seguir creyendo que Dios le daría un hijo, por lo que tuvo que mantenerse en fe hasta ver la promesa cumplida. Ni los noticieros ni los especialistas son Dios, Dios es Dios, y no es hombre para mienta ni hijo de hombre para que se arrepienta, Él lo habla, Él lo hará, Él lo prometió, Él lo cumplirá (Números 33:19).

Marcos 11:23: “Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho.”

Cuando generamos fe, nuestra palabra se vuelve autoridad. No podemos entregarnos a las circunstancias, porque ellas no son eternas, Dios es eterno, y cómo Dios es eterno, su Palabra lo es. Sí es cierto que hay realidades, no las negamos, sino que con nuestra fe las cambiamos.

Debemos tener fe, pero es importante tener presente que no hay que tentar a Dios ni desafiar los principios por una posición de orgullo. Nuestra fe no debe ser fantástica, sino responsable. La fe nace en el corazón, no en la boca, después que ha nacido en el corazón se confiesa y se declara, y empieza un ciclo de retroalimentación, pues, dice la Biblia que en el corazón se cree (Romanos 10:10).

Todo el panorama oscuro que se ve, puede ser afectado con lo que nosotros creemos, pero es una decisión que tomamos, somos nosotros los responsables de ello.

Hechos 27:33-34: “Cuando empezó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el deciomocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud; pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá.”

Las acciones que no nacen en la fe del corazón no sirven de nada, es importante actuar en la fe que nace en el corazón y no en cualquier desviación de la fe. Pablo era un hombre dirigido por el Espíritu Santo y que tenía disciplina de ayuno, oración y de vigilias, tenía fe verdadera, y les dijo a quienes le acompañaban en el barco azotado por la tempestad, que era mejor que creyeran y comieran, que dudarán y no comieran, porque si no oramos en la línea espiritual es solo retórica, al igual que tratar de tener una fe fantástica en la que solo se quiere manipular a Dios, lo que para nada funcionará, la fe está anclada en lo que Dios ha dicho y en lo que creemos que Él va a hacer, porque Él lo dijo.

Hechos 27:30-31: ” Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían las anclas de proa. Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros.”

La seguridad nuestra va a depender de mantenernos en obediencia en el lugar que Dios nos quiere; nos conviene estar en el lugar que Dios nos quiere tener, si nos salimos de allí, tenemos que apelar a la misericordia y bondad de Dios, porque se está en desobediencia, y de esta forma es difícil operar en fe.

Si Dios nos dijo que nos quedáramos en el barco, hay que quedarse allí, aunque esté en crisis y en circunstancias muy adversas, porque a pesar de ello, al final seremos librados, porque lo que Dios dijo, Él lo hace.

Hechos 27:25: “Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho.”

Creamos en lo que Dios dijo, porque los hombres en la Biblia que tuvieron éxito, lo lograron creyendo en lo que Dios les dijo.