Ha llegado la hora

2020-12-17T11:11:48-04:30

La mujer encinta, por más que puje, no podrá dar a luz hasta que llegue la hora de hacerlo, pero cuando el momento llega, no tiene que hacer otra cosa que no sea parir; no quiere decir que ella antes de ese día no debió hacer diligencias para quedar embarazada, y después, tomar previsiones para que el niño se mantuviera en su vientre. Es más fácil quedar encinta que dar a luz, el dar a luz es un proceso, y los procesos cuando son mediante Dios, siempre generan un milagro. Ahora bien, si la mujer no toma las previsiones para el momento correcto, no va a culminar el ciclo, pero si las toma, va a terminar. Muchos piensan que terminar dando a luz es el único proceso de la mujer, pero luego debe criar a ese milagro y hacer que crezca. En cualquier caso, cuando una mujer se entera que tiene una criatura en su vientre, empieza a pensar en dónde va a dar a luz, dónde lo colocará, y una vez que logra tener a su bebé, y aun desde antes, comienza a imaginar cómo irá creciendo, a visionar su futuro al lado de aquel milagro, que nadie lo ve, pero que ella lo siente.

La necesidad de la oración

2020-12-14T15:09:57-04:30

La oración no debe verse como algo religioso, una obligación o una rutina, sino como una experiencia de intimidad y comunión con Dios que nos acerca a Él, y que cuando lo hacemos, todos sus atributos y virtudes, como lo es el amor, la humildad y su gracia, entran en nosotros, y es allí cuándo realmente comenzamos a manifestar a Jesús y a obtener victoria en toda circunstancia.

Que nadie deje de esperar lo mejor

2020-12-07T10:12:07-04:30

Es difícil esperar lo mejor, pero si vamos a invertir el mismo tiempo y esfuerzo para esperar lo peor, es preferible esperar lo mejor, lo que representa una decisión de coraje y de valentía. El pasado es imposible de afectar, pero cuando esperamos lo mejor, podemos afectar nuestro futuro; si decidimos esperar lo mejor, recibiremos lo mejor, y eso es lo que precisamente debemos hacer para llegar a puerto seguro, a una victoria, a un buen futuro, tenemos el derecho de hacerlo, porque somos criaturas de fe, no de resignación, ni que terminan en la derrota. El pasado es pasado, pero el futuro viene de camino, y lo que esperamos es grande, prometedor, así que hoy debemos renovar nuestra fe. ¡Que nadie deje de esperar lo mejor!

Fuego y leña

2020-11-27T15:25:59-04:30

Hay un pueblo listo para ser encendido con las palabras de nuestra boca; ahora bien, cuando Dios hace que un pueblo sea hecho leña, no hace referencia a destruirlo o acabarlo, sino de cambiarlo y que sea afectado por medio de las palabras de nuestra boca, entonces, la responsabilidad que Dios da, la entrega completamente a aquellas personas en las que ha puesto sus palabras como fuego. Nadie más tiene el poder de generar un cambio, sino la Iglesia de Jesús, porque solo a nosotros se nos ha dado la capacidad de poder tener fuego en nuestras palabras, pero, Dios no solo nos ha dado la responsabilidad, sino también la habilidad para encender a otros, y si nosotros seguimos escondidos en cuatro paredes sin entender el grado de responsabilidad que tenemos, no solamente en este momento, sino en la historia de la humanidad, vamos a seguir dándole la espalda al plan de Dios. No hay manera de que se gesten grandes cambios si los que podemos hacerlos, no lo hacemos; no podemos quedarnos inertes ante la crisis que sufre este pueblo, y no solamente es la acción y predicación, sino la responsabilidad que debemos sentir para que Dios haga una intervención en este país que nos permita conseguir un futuro, desde esa posición de responsabilidad, la Iglesia tiene el poder y la habilidad para generar la influencia con sus palabras y traer a la gente esperanza, si no asumimos, un ángel ni Dios van a venir a hacer lo que a nosotros nos corresponde hacer.

Creyendo la palabra profética

2020-11-19T10:10:56-04:30

Profetizar es traer al presente la Palabra revelada de Dios para afectar nuestro futuro. Muchos piensan que lo que está escrito en la Biblia, ya pasó, o que fue solamente para un tiempo determinado, pero cuando el Espíritu profético y la Palabra se encuentran con la revelación, nos damos cuenta de que la Palabra está más vigente que nunca. La Palabra profética tiene la capacidad de despertar algo que se había muerto en nosotros, saca del corazón los planes de Dios y se los revela a sus hijos, y cuando esto acontece, empezamos a entender que lo que nos está aconteciendo es temporal, pero que la voluntad de Dios con nosotros es otra, que sus planes son de bienestar y no de calamidad, de vida y no de muerte (Jeremías 28:11). Nuestro futuro está en la Palabra de Dios revelada a nuestro corazón, y será mejor que nuestro presente. La Palabra profética rompe los límites de nuestro presente, trae una visión más amplia, y nos hace empezar a mirar con ojos de fe y de esperanza.

La oración profética

2020-11-12T13:07:42-04:30

Vivimos en un tiempo donde hay mucha incertidumbre, confusión y falta de dirección acerca de los tiempos por venir, y voces hablando acerca de lo que acontecerá. Debemos saber que Dios tiene dirección para nuestras vidas, Él quiere guiarnos y que sepamos cuál es nuestro futuro y que conozcamos sus planes, porque al final, ellos son los que van a prevalecer, pero es a aquellos que le busquen en secreto, que Dios les revelará, de allí la importancia de la oración y de la intimidad con Él.

Persiguiendo lo Imposible

2020-11-12T12:50:41-04:30

Nadie puede llegar a pensar que la salvación está suscrita a un pequeño grupo de personas. Hay quienes se creen dueños o propietarios de la salvación, pero la realidad es que ella solo puede ser dada por Jesucristo; dice la Biblia: "Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos" (Hechos 4:12), de manera que, el nombre de Jesucristo es el único capaz de salvar a la raza humana. Por consiguiente, la base de la salvación es la predicación de su Nombre.

Ora a Dios, aunque todo parezca Imposible

2020-11-06T11:00:43-04:30

El mejor momento para orar, es cuando la noche está más oscura, porque dice la Biblia: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). Clamar en un momento de dificultad, es un acto de fe, y Jesús nunca defrauda la fe de aquellos que se atreven a creer en Él. Orar y pedir a Dios cuando todo parece imposible, es un acto de rechazo, de rebeldía a las circunstancias que nos rodean, que nos quieren dominar y mantener en derrota.